Haciéndose el nuevo, C34 siguió a Vanessa y llegó de nuevo a la
casa.
-
Oh, qué casa más bonita tienes Vanessa.
-
Muchas gracias Phill.
Entrando, Vanessa saludó a sus compañeras de piso y preguntó por
su hermana.
- No
sé dónde se ha metido,-respondió Tessa-. Seguramente haya ido a
dar un paseo…
- Ah
vale, ahora le hablaré. Yo voy arriba con Phill, que le he reventado
la cara jugando al baloncesto.
-
¡Vale!-contestó Tessa-. ¿Vanessa trayendo a un chico a
casa?-pensó-. Eso es nuevo…
Subiendo al piso de arriba, ambos entraron en uno de los baños y C34
comenzó a echarse agua en la cara.
-
¿Estás mejor?-se interesó Vanessa-.
-
Sí, ya apenas me duele la nariz. No era necesario que viniese a tu
casa, mujer.
- No
digas eso. Yo si estropeo algo, lo arreglo.
Girándose, C34 comenzó a desplegar sus armas de ligoteo para
intentar averiguar más cosas sobre Vanessa.
-
Bueno, pues ya que me has estropeado el día con ese pelotazo,
podrías arreglarlo de una forma… Muy especial.
-
¿Especial? ¿A qué te refieres?
- No
sé… Tú, yo, en el baño…
Dando un paso atrás, Vanessa lo rechazó.
-
Perdona Phill, pero te estás confundiendo… A mí me gustan las
tías. Nunca me he acostado con un hombre. Bueno, mentira. Con 16 me
acosté con uno y ha sido la peor experiencia de mi vida.
-
Bueno, eso puede ser diferente ahora… ¿Lo has pensado?
-
Tío, que no es que no. ¿No lo entiendes?
Pero haciendo caso omiso a Vanessa, C34 usó uno de sus poderes
alienígenas y embaucó a la chica.
-
Con este hechizo temporal lograré conseguir mi objetivo… Lo
siento.
-
¿Qué...? ¿Qué me estás haciendo?
Segundos después Vanessa comenzó a sentir calor en su interior, que
se expandía lentamente por su tripa haciéndola respirar
agitadamente. La mirada hacia C34 cambió y éste pudo notar que el
hechizo había hecho efecto.
- No
sé qué me has hecho Phill, pero sé que lo que te voy a hacer no te
lo han hecho nunca…
- A
ver, sorpréndeme…
Pocos minutos después, unos fuertes gemidos alteraron a Carmela y
Tessa, quienes trabajaban en ambos ordenadores de la planta inferior.
-
¿Has escuchado?-preguntó Carmela-.
-
¿No será…? Vamos a ver,-dijo Tessa-.
Subiendo lentamente las escaleras, ambas compañeras de piso se
acercaron hacia la puerta donde salían los gemidos y, abriéndola un
poco, pudieron ver a ese chico penetrando duramente a Vanessa.
-
¿Pero esta chica no es lesbiana?-se preguntaron las dos-.
C34 comenzó a recibir todas las experiencias de Vanessa, conociendo
sus puntos débiles, sus virtudes, los errores de su pasado, su vida
con su hermana y sus padres… Ahora sabía quién era ella al 100%.
Tras terminar la sesión de sexo, el efecto del hechizo se terminó y
Vanessa cayó en un sueño profundo mientras que C34 la miraba.
-
Pese a esa actitud y esa forma de vestir tan dura, Vanessa es más
dulce de lo que quiere aparentar… Veamos si sus compañeras de casa
son iguales.
Dichas compañeras, sentadas en el sofá del salón, comentaban lo
que habían visto minutos atrás.
-
Tía,-decía Carmela-, nunca había visto nada igual.
-
¿El qué? ¿A dos personas follando?
- No
tonta, que una chica que dice ser lesbiana folle de esa forma con un
chico… Para no gustarle bien que gemía.
-
Oye, no sabemos si ella decía que era lesbiana pero en realidad es
bisexual…
-
¿Tu crees?
-
Mira, yo sé que soy heterosexual, pero en mi adolescencia me lié
con un par de amigas y me lo pasé de puta madre.
Carmela no se lo podía creer.
-
¿En serio?
-
¡Claro! A ver, vida sólo hay una y hay que disfrutarla y nunca
sabemos si algo a lo que nos negamos puede ser una de las mejores
experiencias de nuestra vida.
-
Entonces… ¿tú te liarías con una chica a día de hoy?
- Si
se presenta la oportunidad, ¿por qué no? Hay que ser más abiertos
de mente, Carmela. Que me da la sensación de que tú follar, lo que
viene siendo poco.
-
Bueno… con el novio que tuve follamos.
- ¿Y
desde que cortó contigo has hecho algo?
-
No…
-
¡Tía! Si hace ya dos años, ¿no? Te tienes que estar matando a
dedos.
Estaban en plena conversación cuando C34, convertido en Patricia,
entró en escena.
-
Algún que otro me hago, no te lo niego.
-
¿Qué te haces?-preguntó C34-.
-
Coño, qué susto. Ni que fueras un fantasma,-dijo Tessa-. ¿De dónde
apareces?
-
Estaba durmiendo un poco.
- ¿Y
no te has despertado con los gritos?
Sentándose junto a las otras chicas, C34 se hizo el nuevo.
-
¿Qué gritos?
-
Joder, tu hermana se acaba de follar a un chico en el baño de
arriba. ¿De verdad que no te has enterado?
-
Nada de nada…
-
Pues sí que tienes el sueño profundo. Es que estábamos hablando de
ella y al final ha salido el tema de que Carmela hace ya dos años
que no folla.
-
Joder, pues ponte las pilas,-dijo C34-. Tienes unas tetas que ya a
más de una nos gustaría tener, así que… Como te descuides un día
te las como.
-
¿Perdona?-preguntó Carmela atónita-.
-
¿Tú también eres lesbiana?-quiso saber Tessa-.
- A
mí me pasa como a mi hermana, nos gustan las dos cosas, pero a mí
me tiran más los tíos y a ella las tías.
Mirándose entre Carmela y Tessa, se entendieron a la perfección.
-
Bueno chicas,-comentó Carmela-, yo os dejo que tengo que ir arriba
al cuarto a hacer… Limpieza.
-
Sí, ya veo,-dijo C34-. Cuando te estés metiendo los dedos no gimas
demasiado, ¿vale?
Carmela se levantó en silencio y se dirigió hacia la planta de
arriba mientras miraba a la que creía que era Patricia. Desde que
había vuelto parecía otra persona completamente diferente. La
Patricia que ella conocía siempre había sido la chica perfecta, sin
dar una nota y ahora estaba desatada… ¿Qué había pasado? Se
preguntaba ella.
Una vez estaban solas, Tessa le confesó algo a su compañera de
piso-.
-
¿Sabes qué? Me alegro de que hayas roto con tu novio. Era un
impresentable de mucho cuidado y no te quería. Siempre que os veía
juntos notaba que él estaba distraído, no te prestaba atención y
yo… Joder, me gustan los tíos, pero tú siempre has tenido algo
que me ha puesto cachondísima.
-
¿En serio?
- Sí
y entre que estamos hablando de sexo, de que me has dicho que te
gustan las chicas también y antes he visto a tu hermana follando con
ese chico… Joder, lo que daría ahora por meterte en mi cama, coño.
- No
me digas más. Levántate ahora mismo y desnúdate,-ordenó C34-.
Tessa sonrió y se ruborizó a la vez que se levantaba y comenzaba a
quitarse la ropa al son de un baile que le hacía a Patricia. En
cuanto estuvo desnuda completamente, C34 admiró el cuerpazo que
tenía su compañera.
-
Qué culazo tienes, Tessa,-afirmó C34-.
- Si
me lo has visto cientos de veces…
-
Sí, pero no de la forma en la que te estoy viendo ahora. Ven aquí…
Pocos segundos después, ambas chicas se besaban y jugaban con sus
lenguas mientras sus manos recorrían mutuamente sus cuerpos sin
dejar un solo rincón sin masajear ni pellizcar.
-
Joder, cómo besas Patricia. Me tienes más mojada que nunca.
Carmela, quien no había llegado a subir del todo las escaleras,
espió a sus amigas y no pudo evitar ponerse cachonda al ver a sus
compañeras besándose. Ella recordaba que llevaba mucho tiempo sin
mantener relaciones sexuales así que… La vida era joven y tenía
que vivirla. Desnudándose, comenzó a acercarse dispuesta a tener su
primera experiencia sexual lésbica.
Sacando un consolador del mueble del ordenador, Tessa comenzó a
penetrar a su “amiga Patricia”, quien gimió a la vez que se
sintió extraña, ya que para C34 era la primera vez que lo
penetraban estando en el cuerpo de una mujer. Qué… raro le estaba
resultando todo. Raro pero excitante, ya que comenzó a recibir
también todas las vivencias de Tessa.
Uniéndose a ellas, Carmela se sentó y Tessa tomó, esta vez, los
mandos en la relación sexual y ordenó a C34 levantarse y bailar
sensualmente para ellas. Haciendo caso a sus palabras, comenzó a
contonearse buenamente como podía…
Sin embargo, en el piso de arriba, Vanessa acababa de despertarse de
su sueño reparador. Sonriendo como una tonta, se puso a pensar en lo
que había pasado antes con el tal Phill.
-
¿Qué habrá tenido ese chico para que me haya acostado con él? Eso
sí, follaba como los mismísimos dioses. Ojalá nos veamos otro día…
Poniéndose la ropa interior, Vanessa comenzó a bajar las escaleras
sin saber que abajo se estaba cociendo una gran… fiesta.
Al llegar al salón, Vanessa pudo ver a Carmela haciendo de rol
masculino y penetrando duramente a Patricia, su mismísima hermana.
Pero eso no era todo, Tessa agarraba a su hermana pellizcándole los
pezones y besando su boca indistintamente. ¿Qué era todo aquello?
C34 vio cómo Vanessa había llegado y comenzó a sentirse incómodo,
la verdad sea dicha. Tenía que estar concentrado para no cambiar a
su forma masculina y cagarla de nuevo así que no estaba disfrutando
mucho que digamos. Aparte de que se sentía muy raro al tener vagina
y ser penetrado por ahí… No se volvería a convertir en una mujer
nunca más, o al menos a tener relaciones sexuales donde fuera quien
recibiera las penetraciones.
Vanessa miró a su hermana y vio cómo esta la miraba y seguía
igual, recibiendo las arremetidas de Carmela, quien estaba
completamente desatada. Pero no era la única, ya que no podía
reconocer a su hermana Patricia. De ser una chica tímida, recatada y
más pulcra que las monjas a dejar tirado a su novio de toda la vida
y acostarse con dos amigas suyas… ¿Qué estaba pasando allí?
Yéndose de allí y volviendo a subir a su dormitorio a pensar y
reflexionar en todo, Vanessa dejó a sus amigas a que terminasen y,
una vez ya lo habían hecho, C34 miraba con satisfacción a sus
presas, ya que había averiguado absolutamente todo de ellas y ya no
eran unas completas desconocidas para él.
- Me
habéis dejado… Lista. Qué manera de follar tenéis, joder,-afirmó
Carmela-.
- No
recordaba un polvo mejor que el de hoy,-confesó Tessa-.
- A
decir verdad… No ha estado nada mal,-dijo C34 haciéndose el duro-.
Un rato después, Vanessa bajó de nuevo y pudo ver a su hermana tras
haberse pegado una ducha.
-
Patricia, ¿podemos hablar un momento?
-
Sí, dime. ¿Qué ocurre?
-
Esa misma pregunta te iba yo a hacer a ti. ¿Qué te ocurre?
- A
mí no me pasa nada. Estoy viviendo la vida, Vanessa. Viviendo una
vida que nunca he tenido y que, en lo más profundo de mi corazón he
deseado. Pensar en todas las veces que tú salías de fiesta y yo me
quedaba en casa estudiando o leyendo en lugar de salir y divertirme,
o cuando traías a chicas a casa y yo me encerraba en mi habitación
y me ponía a escuchar música en lugar de ir a por mi novio y
follármelo yo también… He sido una tonta, Vanessa. Una tonta de
mucho cuidado.
-
¿En serio me estás diciendo eso? ¿Y por qué nunca me lo has
confesado?
-
Por vergüenza… Me daba vergüenza admitir que… Somos iguales.
- Me
has dejado de piedra, te lo prometo.
-
Pues vete acostumbrando, hermanita. Por cierto, ¿tú no me tienes
que contar algo sobre ti y un chico?
-
Uf, pues verás…
CONTINUARÁ...
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