CAPÍTULO 31
Naim se levantó temprano
esa mañana. No había dicho nada en casa así que Gloria creía que iba a
trabajar.
Naim se fue y a la media
hora Gloria se levantó, desayunó y cogiendo su coche se fue hasta el
concesionario a trabajar.
La lluvia no había parado
en toda la noche, por lo que había grandes charcos y en algunos puntos de la
ciudad comenzaban a haber problemas. Por culpa de esto, el barco de Scott se
retrasó algo más de lo esperado.
Pero cuando llegó, ahí
estaba Naim dentro del coche para recogerlo. Pulsó el claxon y Scott corrió
hacia el coche y se subió a él.
Scott entró y comenzó a
arreglarse un poco el traje, aunque estaba bastante mojado.
-
Gracias por
recogerme Naim. Siento la tardanza pero es que con esa maldita lluvia el barco
ha ido más lento.
-
No te preocupes.
Pese al retraso, ¿cómo ha ido el viaje?
-
Pues ha sido
movidito, muchas olas en altamar y me he mareado un poco pero ya se me ha
pasado.
-
Me alegro.
Entonces vámonos a casa, que no hay nadie.
Naim aparcó el coche y
entró en casa junto con Scott. Ambos se sentaron en el sofá y comenzaron a
hablar.
-
A ver Scott, ¿qué
querías decirme?
-
Es sobre Tim, tú y
yo lo conocemos bastante bien.
-
Sí, me comentaste
que de la universidad y que le quité la novia, ¿cómo es eso?
-
Simple, ella y tú
os fijasteis el uno en el otro, Tim se puso celoso y se peleó contigo.
Naim pensaba en lo que le
estaba contando Scott pero no lograba recordar nada de nada.
-
Es que me resulta
muy raro el que me haya ocultado todo esto. ¿Estás realmente seguro?
-
Naim, hay fotos y
las he traído en el móvil. ¿Te las enseño?
-
Claro, pero a ver,
antes cuéntame cómo pasó todo, desde el principio.
-
Es largo que
contar pero bueno, allá vamos…
(Ahora el
narrador a partir de ahora es Scott.)
Hace 17 años tú y yo
entramos en la universidad y nos mudamos a una residencia que había allí.
Cogimos unas cuantas maletas y nos fuimos hacia el sitio.
Llegamos bastante
desconcertados, ya que no conocíamos a nadie más ni tampoco a quién nos íbamos
a encontrar ni nada por el estilo. El sitio parecía estar bastante bien
exteriormente y nos quedamos embobados mirándolo desde fuera.
A mí las piernas me
temblaban y te miraba a ti y te notaba muy tranquilo, yo flipaba contigo.
-
¿Entramos?
-
Venga,-contestó
Naim-.
Entramos en la residencia
y no escuchamos ningún ruido ni vimos tampoco a nadie, así que subimos por el
ascensor y entramos en nuestra habitación.
Tú fuiste el que eligió
la cama y pusimos nuestra ropa en los cajones y tal, nos relajamos en general y
luego decidimos bajar al salón por si había alguien allí.
Allí encontramos que
habían más estudiantes y que cada uno iba a su rollo.
Lo más extraño era que
había una chica que estaba apartada a los otros dos que jugaban juntos al
billar. Nos quedamos mirando sin decir nada; no sabíamos si saludar o quedarnos
ahí callados.
Tú eras el que estabas
realmente callado. Te miraba y te veía mirando fijamente a la chica que jugaba
al billar. Te di un codazo en el brazo para que reaccionaras y en ese momento
hablaste.
-
¡Buenas! Somos nuevos
aquí y seremos compañeros de residencia.
La chica te comenzó a
mirar también fijamente.
-
Bienvenidos a la
residencia.
Tú te acercaste a la mesa
de billar y te presentaste.
-
Mi nombre es Naim.
-
Yo me llamo
Ashley, encantada de conocerte.
-
Y yo Tim,
bienvenido.
-
Igualmente. ¿Puedo
jugar?
-
Sí,-dijo Tim-. Aún
no hemos empezado.
Yo me acerqué a la otra
chica que estaba sola y me presenté.
-
Hola, soy nuevo
aquí. Me llamo Scott.
-
Ah hola. Un
momento que acabo de empezar una partida al LoL.
Tim comenzó la partida de billar y comenzó a
meter las bolas sin parar.
Mientras tanto, vosotros
mirabais la partida o más bien tú mirabas la partida y Ashley te miraba a ti…
Tim se dio cuenta y
comenzó a mirarte más a ti que a la mesa de billar.
Tim comenzó a golpear la
bola más fuerte y se escuchaba el impacto de las bolas por toda la habitación.
Parecía que su cabreo iba en aumento.
Yo me puse a jugar y me
aislé del mundo, como la otra no me hacía caso y vosotros ibais a lo vuestro…
Unos 10 minutos después,
escuché una voz detrás de mí.
-
Perdona Scott. He
sido una maleducada contigo.
-
No te preocupes.
Siento no levantarme pero estoy en medio de una carrera.
-
No pasa nada. Por
cierto, me llamo Bianca.
Y efectivamente, aquella
chica feucha detrás de esas gafas de pasta era la que actualmente es mi esposa.
Terminé y ella pidió
unirse a una partida conmigo, así que se sentó a mi lado, cogió un mando y nos
pusimos a jugar.
Rato después, apareció un
par de chicos más que se sentaron junto a nosotros y se pusieron a vernos
mientras tú seguías jugando al billar.
Finalmente, Tim y Ashley
te ganaron la partida.
-
¡Bien! Hemos
ganado Ashley ¿te has dado cuenta? Te dije que ganaríamos.
Sobre las 12 de la mañana
tuvimos que ir a la presentación y tras una breve charla pudimos acercarnos a
unos puestos donde había una serie de regalos de bienvenida junto al horario de
clases.
El primero que te
acercaste fuiste tú y cogiste de todo lo que había.
-
Me parece que voy
a necesitar una bolsa para llevarme todo.
Justo después de ti se
acercó Ashley y te volviste y la miraste.
-
¿En qué carrera
estás?
-
En Empresariales,
¿y tú?
-
Yo en Educación
Física.
-
Ah, qué bien.
Yo me había entretenido
un poco más con la charla y cuando entré miré a Bianca que ya había llegado.
-
Venga Scott, sólo
quedas tú,-me dijiste-.
Tim pasó a tu lado y ni
te miró, solamente se dedicó a mirar su horario, coger un par de regalos y se
subió al piso de arriba. Bianca me sonreía simpática.
¿Qué pasó realmente con Tim y Naim en
la universidad?
CONTINUARÁ…
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