Y después de este momento tan ñoño xD os dejo con el siguiente capítulo. Espero que os guste =D
CAPÍTULO 3
Igashu se fue a su
habitación como le habían dicho y cuando entró se encontró a Mitch allí.
-
Esa es mi cama
Mitch.
-
¿Y?
-
Que no quiero
que estés ahí, tienes muchas otras camas que elegir.
-
Lo mismo te
digo.
Igashu no tenía
paciencia ninguna con este “agradable” compañero nuevo.
-
¡Qué te quites
de mi cama he dicho!
-
¡No me da la
gana! Quiero esa cama y punto.
-
Vete olvidando
de eso que esta noche duermo ahí.
-
¿Qué te apuestas
a que no?
-
¿Qué te apuestas
a que sí?
Mitch desafiaba
continuamente a Igashu.
-
Venga Pikachu,
date una vuelta.
-
¡¡QUE NO ME
LLAMES PIKACHU!!-dijo Igashu saltando sobre Mitch propinándole un guantazo en
la cara.
Mitch no se quedó
quieto y también le dio otro a Igashu pero este supo esquivarlo a medias. Al
ser tan delgado, sabía moverse muy rápido y a Mitch le costaba pillarlo. Una de
las veces se puso detrás de este y con las dos manos guanteó los oídos de Mitch
dejándolo sordo unos momentos.
Para terminar, le dio
con el codo en la espalda y lo tiró al suelo.
-
¿Qué te apuestas
a que sí duermo en MI cama?
-
Vale, vale, tú
ganas…-dijo Mitch con resquemor-.
El nuevo comenzó a
sollozar un poco ante la atenta mirada de Igashu que estaba muy serio.
-
Me duele la
espalda…
-
¿Sí? No haber
provocado. Te lo tienes merecido.
Andrea entró en la
habitación y preguntó el porqué de tanto jaleo.
-
Empezó él,-dijo
Igashu-.
-
¿Fuiste tú
Mitch?
-
Sí, yo le
provoqué y nos peleamos.
-
¿Os habéis
peleado? Igashu, vete al otro cuarto, estás castigado.
Igashu sin decir ni una
sola palabra más se dirigió al cuarto contiguo y se pegó a la pared.
Dos minutos más tarde
se abrió la puerta otra vez y entró Mitch, que también estaba castigado.
Igashu comenzó a llorar
en silencio.
-
Que sepas que es
la primera vez que me castigan desde que estoy aquí.
-
¿Desde cuándo
llevas aquí?
-
Desde que nací
prácticamente. Con dos semanas.
-
Ah… pues si te
sirve de consuelo, es la primera vez que alguien me ha ganado una pelea.
Igashu se sorprendió
mucho.
-
¿Te has peleado
más veces?
-
Sí, con niños de
otros orfanatos, con mi padre cuando estaba en casa…
-
¿Después se fue
de casa?
-
Sí, a la cárcel.
-
Ah, lo siento
mucho…
De repente, un grito
hizo tambalearse las paredes de la Hacienda. Asia acababa de entrar en internet
y le saltó la página de broma que había preparado Mitch minutos antes.
Abrió un solo ojo para
cerrar la página antes de que la imagen siguiera moviéndose y gritando.
Mientras tanto, Mitch
se acercaba a Igashu.
-
El que te tiene
que pedir perdón soy yo. Siento haberme comportado así, pero es que odio tener
que estar cambiando de orfanato cada 4 meses. Nadie me quiere.
-
No digas eso,
encontraremos dos familias que nos cuiden muy bien y viviremos como reyes.
Igashu miró a Mitch que
todavía seguía con las manos puestas de tal forma que pedía perdón.
-
Te perdono
Mitch, pero antes de comportarte así, conoce a la gente. Podemos ser amigos tú
y yo.
-
Espero…
Una hora después,
Andrea llegó a la casa con dos chicas más del mismo orfanato de donde venía
Mitch.
-
Asia ven, traigo
compañía.
La pequeña era Berta,
que con dos años, no paraba de corretear y de hablar con esa media lengua.
Y la otra era Ariadna,
o como la solían llamar, Ari. Una chica bastante normal y con un carácter
tranquilo.
Fueron todos al comedor
a cenar mientras que Asia terminaba de preparar la cena.
-
¡Hola!-dijo
Ari-.
-
Hola,
bienvenida.
-
Gracias.
-
¿Ari?-interrumpió
Mitch-.
Ari se sorprendió al
escuchar la voz de Mitch.
-
¿A ti también te
han traído aquí?
-
Sí, esta tarde.
Como no me viniste a despedir…
-
Ya, es que
estaba ocupada.
-
Ya, bueno.
Habría que verlo.
Berta esperaba en la
trona su comida. Quería acercarse a los chicos pero no podía.
Mitch seguía mosqueado
con Ari. Había sido su compañera en el otro orfanato y no había sido capaz de
despedirse de él ese mismo día.
-
Si no me crees
es tu problema.
-
Ari, todos
aplaudieron cuando me fui, no me mientas, mentirosa.
-
¡Yo no miento!
Chivato, que eres un chivato.
-
Igashu, es que
verás, Ari tenía novio en el otro orfanato y yo se lo dije a las cuidadoras.
-
¡Sí! Es un
chivato de mierda.
Andrea apareció allí.
-
A ver lo que
pasa aquí. La cena está casi lista, así que esperaos 5 minutos.
Andrea entró en la
cocina.
-
Chica, los niños
tienen ya hambre, ¿vas a tardar mucho?
-
No, no, que he
tenido que hacer las salchichas en la sartén y se ha puesto todo manga por
hombro.
Unos minutos después,
todos cenaban tranquilamente.
Y Berta también se
enguarraba comiendo con las manos… Tenía la manía de tirar los cubiertos y
comer con las manos.
Ya sobre las 10 y media
se fueron a la cama a dormir.
-
Hasta mañana
Igashu.
-
Que descanses
Mitch.
En la habitación de al
lado, Asia metía en la cuna a Berta.
-
Duerme bien
princesa. Hasta mañana,-dijo besándola en la frente-.
-
Ta mañana.
Y en la habitación femenina
Ari se metía en su cama.
-
Espero que el
nuevo colegio esté bien…
Rato después, las
cuidadoras hicieron lo mismo.
-
Menudo día el de
hoy Andrea…
-
Uf, vamos a
tenernos que poner las pilas para que esto ande bien.
-
Sí, así que
vamos a descansar que estoy que no puedo más.
-
Sí mejor. Hasta
mañana.
-
Hasta mañana
guapa.
La antigua Hacienda comenzaba a tener más vida,
¿cómo les irá a Asia y a Andrea a partir de ahora?
CONTINUARÁ…
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