Con poco más que añadir, os dejo con la primera entrega. Un besazo a todos y nos vemos pronto ^_^
MANOS BLANCAS
CAPÍTULO 1
Un túnel, una luz
cegadora al final y una sombra… Corría el año 2008 y una vida acababa de
terminar… En un segundo la vida podía esfumarse y eso no estaba en nuestra
mano, sino en la mano de la otra persona. Un asesinato acababa con la vida de
un hombre…
Toda su vida pasaba
frente a sus ojos mientras veía el comienzo de esta… Reserva Indígena Pine Ridge, Dakota
del Sur, limitando con Nebraska, año 1987, en una noche como otra
cualquiera de verano, un hecho que cambiaría la vida de una persona estaba a
punto de comenzar.
La antigua Hacienda
Davenport se alzaba grandiosa, como era ella. No había cambiado mucho desde el
año 1788, sólo que sus terrenos habían sido comidos por más casas.
Una mujer se acercaba a
la antigua Hacienda con paso decidido. Miró a través de los cristales y,
sonriendo, se fue.
Unos minutos más tarde,
esta misma mujer volvió dejando un carrito viejo y antiguo frente a la puerta.
¿Qué pretendía?
-
Lo siento
Igashu.
Llamó al timbre y salió
corriendo de allí lo más rápido que pudo.
Una chica joven abrió
la puerta y se encontró un bebé dentro del carrito.
-
Pero… Hola
bebito, ¿quién te ha dejado aquí?-sin embargo el bebé comenzó a llorar tirando
una carta que tenía encima-.
La chica entró en la
Hacienda con el bebé y leyó la carta que decía:
Después de leerla,
cogió el teléfono y llamó.
-
Asia, ¿te he
despertado?
-
Sí, pero no pasa
nada, dime.
-
Lo siento mucho,
pero es que me acaban de dejar en la puerta a un bebé.
-
¿Así sin más?
-
Bueno no, traía
una carta diciendo que no lo pueden cuidar y que le demos una familia.
La chica estaba
preocupada por la gravedad de la situación.
-
Andrea, si hemos
decidido montar este orfanato es para eso, darles familias a todos los niños
que nos traigan.
-
Ya, pero es el
primero que tenemos. No llevamos ni un mes con esto después de todas las
reformas que hemos tenido que hacer.
-
No te preocupes,
tenemos todo lo que cualquier bebé necesita, así que cámbialo, dale de comer y
acuéstalo.
Andrea se puso a
pensar.
-
Eso haré.
Gracias por escucharme y perdona que te haya despertado.
-
No te preocupes.
Mañana nos vemos por la mañana. Por cierto, ¿en la carta venía nombre o algo?
-
Ah sí, dice que
se llama… espera un momento que mire. Igashu, se llama Igashu.
-
Es un nombre
autóctono, eso está claro.
La chica afirmó.
-
Eso he supuesto.
Tendremos que investigar por si encontramos a sus padres o a algún familiar.
-
Sí, pero eso ya
lo hablaremos mañana.
-
Mejor, así te
dejo descansar Asia, que yo me he tomado 4 cafés y estoy que no paro.
-
Vale, hasta
mañana.
Estas chicas habían
montado un orfanato dentro de la Reserva ya que eran maestras, pero por culpa
de la enemistad entre los habitantes de las ciudades de alrededor y los indios
Lakota de allí, los niños y bebés brillaban por su ausencia. Así pasó el tiempo
y tres años después, Igashu seguía siendo el único niño de allí. Por suerte, el
orfanato no se había hundido ya que tenía bastantes subvenciones que
financiaban este proyecto.
A Igashu lo llevaron al
hospital a hacerle pruebas por si estaba sano y estaba como un roble. También
le analizaron la sangre y dijeron que su padre, por la composición de la
sangre, tenía que ser un Lakota, seguramente de la Reserva, de unos 30 años,
mientras que la madre debía de ser una norteamericana de 25.
Aparte de todas estas
pruebas, sólo había que mirar a Igashu a la cara para darse cuenta de que era
un Lakota.
- Esa mañana el turno
era de Andrea, pero hasta que llegaba, Asia que se había quedado toda la noche
allí, cuidaba de Igashu.
-
Venga, ahora a
jugar peque.
-
¡Bien!
Asia se iba a poner a
ver la tele cuando Andrea llegó.
-
Buenos días
Asia. Perdona que haya tardado hoy más pero es que he hecho averiguaciones
sobre Igashu.
-
¿Ah sí? ¿Qué has
averiguado?
Andrea se sentó junto a
su amiga y compañera de trabajo.
-
Andrea, dime,
que me tienes en ascuas.
-
Verás… hace poco
supimos que el padre tiene que ser autóctono de la Reserva, ¿verdad?
-
Sí, nos lo
dijeron los doctores.
-
Pues he ido hoy
al ayuntamiento, a la zona de Archivo y como mis antepasados fueron indios
Lakota, me han dejado ver el registro de la Reserva, así que he buscado a los
hombres que estaban solteros hace 3 años o que siguen solteros ahora.
Asia se sorprendió.
-
Eres una crack.
¿Cómo has conseguido todo esa información?
-
Hay que tener
amistades en todos lados Asia, ya lo sabes.
-
Bueno, ¿y sobre
los hombres que encontraste? ¿Algo interesante?
-
Ala, si Igashu
está aquí… Habérmelo dicho mujer, que no quiero hablar de estas cosas delante
de él.
Y es que Igashu estaba
jugando a los bloques en una mesa junto a ellas y el tema del que estaban
hablando era demasiado delicado como para que se enterara de sopetón.
Se fueron a otra parte
más alejada del salón y allí ya comenzaron a hablar más tranquilamente.
-
Vi que la
población total de hombres es de 1184, pero si quitamos ancianos, bebés, niños
y adolescentes y cogemos sólo a los hombres de entre 28 y 35 años se nos queda
en 237. Dejamos de contar a los casados y se nos quedan en 196. Había 2 viudos
con esa edad pero estaban casados hace 3 años por lo que tenemos 194.
-
Son muchísimos.
-
Ya pero me fijé
que hay muchos que ya no viven aquí, sino que han emigrado fuera.
-
Ah, estupendo,
¿con cuántos nos quedamos entonces?
-
Con 28. Ahora
mismo hay 28 hombres que coinciden con nuestras expectativas.
Asia sonrió.
-
Ya no son
tantos, así que si quieres puedo ir a buscar información por si encuentro
alguno en la Reserva.
-
Bueno, tienes
que descansar Asia.
-
Bah, no te
preocupes, no creo que tarde demasiado.
Dicho y hecho, Asia se
fue en busca del padre de Igashu y comenzó a tachar nombres de la lista hasta
que llegando a una zona un poco más abandonada, encontró a un hombre que le
preguntó lo que buscaba. Cuando el hombre supo la razón de la búsqueda de Asia,
la mandó a una casa donde vivía un hombre joven, no debía tener más de 35, y
que siempre estaba en compañía de… señoritas.
Asia se acercó hasta el
lugar indicado, pero el sitio estaba abandonado y parecía que no vivía nadie
allí, así que se fue a seguir con la búsqueda.
Al cabo de varias
horas, Asia llegó otra vez al orfanato.
-
¿Has averiguado
algo?
-
Nada Andrea, los
que he podido encontrar no han querido saber nada del tema, otros no me han
abierto… incluso uno me han dicho que vivía en un lugar y ese sitio se estaba
cayendo a pedazos.
-
Qué pena… Y con
la maldita enemistad que hay entre la Reserva y los pueblos de alrededor nadie
se quiere acercar aquí. Me parece que esto no ha sido una buena idea.
-
Tenemos que
seguir adelante, por Igashu. No te preocupes que ya vendrán tiempos mejores.
Y era cierto, aquí la
única y verdadera víctima era Igashu, que con tres años seguía sin encontrar
familia y no había ni rastro de los padres. La madre no se había hecho cargo y
lo abandonó y del padre no se sabía absolutamente nada.
¿Cómo continuaría esta situación?
CONTINUARÁ…
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