En cuanto entraron, sin
esperar a que la prensa le hiciera fotos, Paola pasó dentro y se puso a bailar.
Su padre, sin armar un escándalo, fue a reprenderla.
-
Hija, ¿se puede
saber por qué te vas sin dejar que te hagan fotos?
-
Me da igual la
prensa. Sabes que no me importa lo que digan de mí esos idiotas. Suficiente
hablan de mí después de la exclusiva que di en la revista Boobs…
-
Paola, hija, un
día de estos vas a acabar conmigo. No haces nada más que darme disgustos.
-
Que sí, que sí.
Kevin, por su parte, comenzó
a viciarse a las recreativas, echando dinero sin parar.
-
¡Mierda! La
máquina es muy buena… Pero no podrás conmigo.
Rita, sin embargo, fue
más diplomática y comenzó a saludar a diferentes personalidades invitadas que
ya habían llegado.
-
¡Cuánto me alegro
de verla, señora Griffin!
-
El placer es mío.
Está usted cada día más joven.
-
Vaya, quién fue a
hablar. Desde que tengo uso de memoria, siempre la veo igual de estupenda que
ahora.
Pero Rita, de quien se
acordaba era de Walter, pero tendría que esperar para poder dormir entre sus
brazos.
Julio, sabiendo que los
fotógrafos estaban cerca, planeó algo para salir en las portadas de los diarios
y las revistas del día siguiente.
Sin previo aviso, se
acercó a Rita, le pidió disculpas a la señora Griffin y la besó como hacía años
que no la besaba. Los flashes comenzaron a dispararse y a llenar la sala
mientras que los dos seguían juntos para, después del beso, posar agarrados de
la cintura.
Después de ese momento
tan incómodo, Rita fue a ver si su hijo hacía otra cosa que no fuera jugar a
las recreativas. Pero el vicio del chico era tal que pasaba del tema.
Y por su parte, para
demostrar que Julio era un hombre que se mantenía en forma, se puso a bailar
con su hija como si se tratara de un chaval de 20 años. Sin embargo, a los
paparazzi lo único que les importaba era sacarles una buena foto.
Mirando a su marido, Rita
quitó a su hijo de la recreativa y lo puso tan cerca de ella que le podía
respirar en la boca. Susurrándole que iban a bailar en ese momento, Kevin tragó
saliva y se puso a bailar con su madre.
Y de un momento a otro
una mujer se coló en la fiesta y, al ver a Julio, fue rápidamente a pedirle un
autógrafo. Él accedió encantado y cuando le devolvió la libreta y el boli, ella
escribió un número de teléfono rápidamente en otro papel y se lo metió en el
bolsillo exterior de la chaqueta.
-
Llámame,-le dijo
ella guiñándole el ojo-.
Paola, algo incómoda por
la situación, se puso a mirar a otro lado hasta darse cuenta de que la mujer
también llevaba implantes como ella.
Cuando se alejó, Paola
paró a la mujer para preguntarle sobre sus implantes.
-
¡Hola! Perdona que
te moleste, ¿te puedo tutear?
-
Sí, no hay
problema. Soy Elly.
-
Yo Paola,
encantada de conocerte.
-
Bueno dime, ¿qué querías?
-
Es que me he
fijado en que llevas implantes y, si me permites el atrevimiento, te los han
puesto muy bien. ¿Qué doctor te operó?
Nada, la típica
conversación de un sábado por la tarde en una fiesta pija entre dos mujeres con
demasiado tiempo y dinero disponibles…
-
Fue el doctor
Rodríguez,-contestó Elly-.
-
Entonces elegiste
bien. Yo me operé con ese doctor y no podría ponerme en las manos de ningún
otro cirujano.
-
¿Has visto el
currículum que tiene? Ha operado a casi todas las actrices porno que hay. Sus
manos son oro, ya se lo digo yo siempre.
-
Pues chica, qué
quieres que te diga, estás estupenda.
-
Muchas gracias
cielo. Tú también estás que lo rompes. Ay, ya me gustaría a mí volver a tener
tu edad.
-
¡Anda mujer! Si
estás muy bien. Ya me gustaría a mí llegar a estar la mitad de bien que tú
estás ahora.
Un par de horas después,
decidieron marcharse de allí para volver a casa.
-
Menudo coñazo de
fiesta,-se quejaba Julio-.
-
Pues a mí me ha
gustado el ambiente,-decía Rita-.
-
Tú tan positiva
como siempre, querida.
-
Yo he matado
marcianitos,-intervino Kevin-.
Paola fue directa a su
dormitorio para quitarse la ropa y relajarse tumbada en su cama.
-
Esto sí que es
vida…
Kevin fue al salón a ver
la tele cambiando de canales continuamente intentando encontrar algo que
mereciera la pena.
Y el matrimonio, por su
parte, discutía de nuevo.
-
¿La señora se va a
sus aposentos?
-
Por supuesto. Me
imagino que estarás contento con tu portada de mañana, ¿verdad?
-
Me ha encantado
sorprender a la prensa. Mañana saldremos en todas las revistas del corazón, ya
lo verás.
-
Pues serás el
único al que le guste, porque ya ni besar sabes,-lapidó Rita antes de subir las
escaleras mientras que Julio la miraba con cara de pocos amigos-.
Al llegar a su
dormitorio, pensó en Walter. No quería dormir sola y ya hacía mucho tiempo que
él, por su trabajo, no podía quedarse con ella. Al dormir en cuartos separados,
con Julio no había problema.
Subiendo a su dormitorio,
Julio comenzó a llamar a diferentes personas para preparar el viaje de Pocholo.
Si quería esa planta, necesitaba llegar cuanto antes a ese sitio.
Cuando ya había terminado
de preparar todo y dejarlo listo, hizo otra llamada…
-
Hola, soy Julio.
¿No? No mientas… Oye, estoy pensando, ¿por qué no te vienes a casa y…
charlamos?
Unos cinco minutos
después, Kevin recibió un mensaje que lo hizo levantarse e irse, dejándose la
tele del salón encendida.
Y sin importarle si le
veían o no, fue completamente desnudo hacia el dormitorio de su hermana, con su
arma preparada para comenzar la batalla…
Una vez que todo estaba
atado, Julio llamó a Pocholo para decirle que viniera a casa para contarle el
plan.
Rita llamaba a Walter
para que fuera esa misma tarde a su casa. Necesitaba de su compañía, de su
calor, de su amor…
-
Me siento muy
sola, Walter. Odio a mi marido y mis hijos van cada uno a su rollo. Ojalá las
cosas fueran diferentes…
Un par de horas después,
Pocholo y Julio disfrutaban del jacuzzi mientras que charlaban del viaje que
tenía que hacer.
-
Ya está todo
listo, Pocholo. Mañana por la mañana, antes de que salga el sol, tienes que ir
al puerto. Allí te esperará tu equipo. Son los de siempre, ¿entendido?
-
Sí jefe.
-
El barco es uno
que transportará contenedores con madera. Si hubiera algún problema con la
policía costera, he preparado los papeles para que todo parezca legal. Si haces
las cosas bien, todo saldrá a pedir de boca.
Pocholo estaba tranquilo,
ya que no era la primera vez que tenía que hacer un viaje de “negocios”.
Además, el hecho de saber que estaba respaldado legalmente por Julio, que tenía
en nómina al bufete de abogados donde trabajaba Paola, era un colchón de
relajación máxima.
Y sin entretenerse mucho,
Pocholo salió del jacuzzi para preparar sus cosas y descansar antes de salir de
viaje.
Poniéndose el albornoz,
Julio salió del jacuzzi y entró en casa justo cuando llegó Walter por la puerta
de atrás.
Entrando en casa sin
hacer ruido, fue a esconderse en el aseo de la planta de abajo antes de ser
visto por Julio. Walter sabía que no pasaría nada si lo veía en casa, ya que no
era un secreto para el matrimonio que ambos veían a terceras personas, pero no
podía evitar sentirse incómodo ante esa situación.
Pocos minutos después, y
estando Julio cambiado, llamaron a la puerta y no era otra que Elly. Abriendo
la puerta, Julio la hizo pasar como un caballero.
-
Me alegra verte de
nuevo Elly.
-
Ha sido una
sorpresa recibir tu llamada.
-
¿Y eso por qué? Si
me diste tu número de teléfono era porque quieres algo de mí…
-
Sí, pero al estar
casado…
-
Por mi mujer no te
preocupes. ¿Y tú? ¿Estás casada?
-
Sí, pero como yo
no estoy en casa…
Entrando en el
salón-recibidor, Julio y Elly siguieron hablando y coqueteando sin saber que
Walter había aprovechado para subir las escaleras hacia el dormitorio de Rita…
CONTINUARÁ…
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