CAPÍTULO 5
Cambiándose de ropa, Naim
decidió ir a la playa a pasar la mañana allí para relajarse y tomar un poco el
sol.
Llegando, lo primero que
hizo fue quedarse en bañador y sentarse en una hamaca a la sombra mientras
escuchaba el inmejorable sonido de las olas del mar.
Pasados unos minutos, el
calor comenzó a apoderarse de Naim y decidió meterse en el agua para
refrescarse. Estaba a una temperatura ideal, ni muy fría y muy caliente.
Naim se puso a nadar de
una lado para otro, así también ejercitaba las dorsales.
Volviendo a la playa,
sacó la sombrilla de la bolsa y se tumbó encima de la toalla.
Era tal la relajación que
una hora más tarde, Naim abrió los ojos después de haberse quedado dormido, así
que recogió y se fue para casa.
Nada más llegar, vio que
las noticias de la tarde iban a comenzar, así que encendió la tele y se puso a
escuchar mientras se quitaba la ropa para ducharse.
Cuando pasaron los
titulares y vio lo más importante, desnudo se dirigió al baño y se miró al espejo.
-
Me he puesto
negro… Esto me pasa por quedarme dormido en la playa.
Una ducha de agua fría,
relajante y larga era un bálsamo para cualquiera, así que enfundándose en su
albornoz, salía del dormitorio para hacerse el almuerzo cuando sonó el timbre de
la puerta.
Al salir, pudo ver que
era su compañero Scott y Bianca.
-
¿Qué hacéis aquí?
-
Te dijimos esta
mañana que nos pasaríamos a verte.
Naim los miró de arriba
abajo. No tenía ganas de compañía. Lo único que quería era almorzar y echarse
una pequeña siesta.
-
Venga Naim,-decía
Scott-, déjanos pasar.
Naim abrió la puerta y se
sentó en el sofá mirando la tele.
-
Naim, vístete y
nos vamos a comer por ahí y luego ya vemos lo que hacemos.
-
No me apetece
Scott. No tengo ganas.
Bianca lo miraba a los ojos.
-
Naim, queremos que
salgas, que disfrutes y así te olvides de tus preocupaciones. Haznos ese favor,
anda…
-
Gracias Bianca,
pero hoy no me apetece. Tengo ganas de descansar que mañana temprano hay que ir
a trabajar.
Scott estaba serio,
quería convencer a su amigo.
-
Anda, te vas a
cansar más de la cuenta si sales ahora con nosotros. Sólo será un par de horas,
te lo prometo.
A lo que Naim contestaba
con una callada por respuesta. Ya había dicho en varias ocasiones que no le
apetecía salir por ahí y eran duros de oído porque no se enteraban.
Scott estaba esperando
una respuesta mirando a un Naim inmóvil, así que entendiendo la respuesta, se
enfadó.
-
Bianca, vámonos.
Paso de estar suplicando.
La pareja salió de la
casa mirando por la ventana mientras que Naim seguía igual. Parecía una
auténtica estatua.
Pero pensándolo mejor,
Naim no quería que ninguno se enfadara con él, así que cedió y se levantó.
-
Chicos, ¡volved!
Voy a cambiarme y me voy con vosotros.
-
¿Estás
seguro?-quería certificar Scott-.
-
Seguro.
Naim entró en su
dormitorio y buscó entre su ropa la ideal para salir.
Mientras tanto, Scott y
Bianca esperaban sentados en el sofá.
-
Te dije que lo
convenceríamos Bianca. Somos unos cracks.
-
Tú lo eres más que
yo, has sido el que más ha hablado.
-
Me encanta tu
modestia.
-
Es que es verdad…
jejeje.
Scott se acercó a Bianca
dispuesto a darle un beso.
-
Dame un beso, te
lo has ganado Bianca.
Pero de lo que no se
dieron cuenta era que Naim acababa de salir por la puerta y los pilló besándose.
Naim apartó la vista en
seguida de ellos dos y se sintió que sobraba en su propia casa. No había sido
buena idea aceptar salir con una pareja porque, al fin y al cabo, estaba de
sujeta velas, y eso es lo que estaba pasando ahora.
Scott se separó de Bianca
y al abrir los ojos se dio cuenta de la presencia de Naim y se separó al
instante de ella, poniéndose incluso algo nervioso.
-
Perdón Naim, no
sabíamos que estabas ahí…
Pero Naim no contestó y
saliendo de la casa se metió en su coche, dio marcha atrás y se paró frente a
la puerta mirando su casa desde fuera antes de meter primera.
Era la primera vez en
toda su vida que Naim se sentía desplazado en su propia casa. No sabía lo que
hacer ni cómo debía reaccionar ante esa situación, así que hizo lo que su
corazón en ese momento le dictó, que fue desaparecer de ahí.
Sin entretenerse mucho
más, Naim metió primera y se fue rápidamente de su casa, desapareciendo entre
las carreteras.
Scott y Bianca cuando se
levantaron vieron el culo del coche de Naim yéndose y no les dio tiempo de
reaccionar para pedirle perdón ni nada por el estilo.
-
La hemos cagado
Scott.
-
Sí. Hemos metido
la pata hasta el fondo… Será mejor que nos vayamos.
Ya a la noche, cerca de
las 11, Naim volvió a casa y paró el coche antes de aparcarlo para cerciorarse
que no había nadie en casa y al ver que las luces estaban apagadas, aparcó el
coche en su sitio.
Al entrar en casa
encendió la luz y no vio a nadie dentro.
-
¿Hola?-preguntó
para terminar de cerciorarse-. No hay nadie, mejor.
Naim se cambió de ropa,
la guardó en el armario y se puso el pantalón con el que dormiría. Sentándose
en la cama cayó en la cuenta de que no había almorzado ni cenado, pero que
tampoco tenía hambre. Estaba desganado y no le apetecía hacerse la cena.
Al día siguiente le
costaría mirar a Scott a los ojos sin poder recordar verlo besándose con
Bianca. Se alegraba por su relación y se merecían ser felices, pero no quería
ni ver ni presenciar sus muestras de amor, ya que eso lo veía el como algo
íntimo y que se debe de quedar en la pareja.
-
Será mejor que me
acueste que mañana hay que madrugar…
CONTINUARÁ…
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