CAPÍTULO 2
Habían pasado dos días
desde su incorporación y ya tenía el primer turno de noche, así que para
aguantar, Scott se puso a hacer un poco de café.
-
¿Cómo lo quieres
Naim?
-
No me apetece,
gracias.
-
¿No? ¿Y cómo vas a
aguantar?
-
Ya me las
ingeniaré.
Scott sacó una bandeja y
puso las tazas de café sobre ellas.
-
¿De verdad que no
quieres?
-
Seguro.
Scott se sentó junto a
Naim con su taza de café y comenzó a darle pequeños sorbos.
-
Coño, como quema.
-
Ten cuidado
hombre, te vas a quemar el paladar.
-
Ya, ya… Oye, ¿a ti
te pasa algo?
-
No, no, sólo
pensaba.
-
Venga, deja de
darle vueltas a la cabeza al mismo tema, así no vas a solucionar nada.
Y justo cuando iba a
contestar, Bianca vino corriendo hacia ellos.
-
Chicos, un aviso.
Se ha activado la alarma silenciosa de la joyería Esmeralda, en la calle King.
-
Vamos allá,-dijo
Scott dándole una palmada a Naim sobre la espalda-.
Cogieron el coche de
policía, que ya habían arreglado, y se fueron hasta la calle donde se
encontraba la joyería, muy oscura a esa hora de la noche.
-
Scott, hay que ir
con mil ojos. Ten mucho cuidado.
-
Sí, rastreemos
este lugar…
El ladrón estaba
escondido detrás de un cartel de la joyería viendo cómo los policías peinaban
la zona y cada vez más se acercaban a él. Tenía que escapar rápido de allí.
Sin saber qué hacer, el
ladrón salió corriendo de allí, por lo que Naim y Scott comenzaron a
perseguirlo.
-
¡No corras! ¡Va a
ser peor!-gritaba Scott-.
El ladrón giró la esquina
y se percató de que no había salida. Sólo estaba un enorme muro imposible de
saltar. La única salida posible era dar la vuelta por detrás de la joyería y
rezar para que no lo cogieran.
Para la mala suerte del
ladrón, Naim se conocía perfectamente esa zona y sabía que no tendría
escapatoria.
-
Scott, tú ve por
allí, yo sigo por aquí.
-
¡Vale!
Cuando estaba a punto de
salir de allí, Scott pilló de frente al ladrón que retrocedió, pero estaba
rodeado. Tenía las dos salidas taponadas…
-
Mierda…
-
Entrégate. No
tienes ninguna posibilidad,-dijo Scott-.
-
Está bien, está
bien…
-
¡Ponga las manos
donde yo las vea!-gritó Naim-.
El ladronzuelo se acercó
a la pared y se puso de rodillas, dando la posibilidad de que ambos policías se
acercaran y le esposaran.
Con las esposas puestas,
Naim pronunció después de 1 año, aquellas famosas palabras…
-
Queda usted
detenido. A partir de ahora todo lo que diga puede ser y será utilizado ante un
tribunal.
Metieron al chico en el
calabozo y ellos se fueron a comisaría.
-
¿Queda café Scott?
-
Al final no te has
resistido, ¿eh? Es que el café que hago es imposible de rechazar.
-
Teniendo en cuenta
que hay una sola máquina, es normal que no lo rechace, pero porque no hay otra
cosa mejor.
-
Qué capullo eres…
Naim se sonrió porque le
encantaba picar a su amigo.
-
Venga hombre, no
te mosquees. ¿Sabes? Te he visto mejor hoy.
-
Anda, ahora no me
eches piropos.
-
De verdad, te he
visto más en forma, más centrado… no sabría definirlo.
-
Ahora tengo más
experiencia. A fin y al cabo, he estado un año sin compañero y me he hecho a mí
mismo.
-
Pues me alegro.
Eres un buen policía.
-
Gracias.
Ya casi al amanecer, Naim
volvió a casa y se tumbó en la cama. Hoy había trabajado de verdad desde su
vuelta y analizándose a sí mismo, había estado bien. Pensaba que le costaría
más.
Se quedó pensativo
recordando cómo se había imaginado su regreso al trabajo, a las calles… a todo.
Minutos después, Naim
dormía profundamente sobre la cama.
A la semana siguiente, de
nuevo en turno de noche, recibieron una llamada de un chico bastante
preocupado. Habían asesinado a su novia. Naim y Scott cogieron sus cosas, se
montaron en el coche y se fueron hasta la localización.
Al llegar, la escena era
horripilante. Un chico agarraba suavemente a la fallecida desde la espalda,
acariciándola y diciéndole palabras de consuelo al oído.
Naim miró atónito lo que
estaba pasando.
-
Por favor, ¿sería
tan amable de retirarse del cuerpo?
-
¡No le hable así!
Es mi novia, joder.
-
Vuelvo a repetir,
¿podría retirarse? Por favor.
El chico la dejó
cuidadosamente a su novia en el suelo y se alejó.
Al mirarle la cara, la
tenía cubierta de sangre también, seguramente de la víctima.
Scott se acercó al joven
y se lo llevó a la zona opuesta de la habitación.
-
Scott, ¿podrías
acompañar al novio de la víctima fuera para tomarle declaración? Voy a buscar
pruebas y no es conveniente que esté aquí.
-
Por supuesto. Si
me desea acompañar…
-
¿Mi novia estará
bien?
-
Sí, no se
preocupe.
Por la forma de hablar
del novio de la víctima, la consideraba como si estuviera viva, así que le tomó
el pulso pero no tenía.
Girándole levemente la
cara, pudo observar que la nariz la tenía completamente rota y tenía mucha
sangre en la cara y por zonas del cuerpo. Levantándole el brazo izquierdo pudo
notar unas marcas de color morado.
-
Tengo que llamar
al forense.
Mientras tanto, arriba
Scott tomaba declaración al novio de la fallecida.
-
Antes de empezar,
conecto mi grabadora para la declaración. ¿Acepta que usted sea grabado?
-
Acepto.
-
Entonces comencemos: nombre.
-
Jim Landrevo.
-
¿Fue usted el que
avisó del asesinato?
-
Efectivamente.
Bajé porque había quedado aquí con mi novia y… me la encontré… muerta…
Perdóneme.
-
No se preocupe.
¿Conoce a alguien que tuviera algo en contra de su novia?
-
No lo creo, Marie
era una chica estupenda, muy simpática y abierta a la gente.
Scott y Jim, el novio de
la fallecida, intercambiaban preguntas y respuestas.
-
Llevábamos juntos
4 años y 3 meses. Hoy hacíamos los 3 meses… Habíamos quedado aquí para
cenar,
tomarnos algo y celebrarlo, pero algún hijo de puta me la ha quitado.
-
Tranquilícese. Estamos
aquí para descubrir quién es el asesino de su novia.
-
Si no lo descubren
y no lo encierran, me tomaré la justicia por mi mano…
CONTINUARÁ…
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