Pero hoy ya sí que sí, termino esta historia que me ha gustado mucho hacer y volver a rescatar personajes tan queridos para mí. Espero que os haya gustado mucho y nos vemos pronto con más historias. ¡No os las perdáis!
CAPÍTULO 10
Fernando respiró hondo y
sonrió satisfecho tras ver muerto a Patrick. Ahora la historia cambiaría por
completo.
El Fernando más joven
miró a su yo adulto y cogiendo a Samuel en brazos, se lo llevó al hospital sin
perder ni un segundo más.
Al llegar, todos se
pusieron manos a la obra para que Samuel no muriera. Tenía un hilo de vida pero
aún vivía y tenían esperanzas de que se recuperara.
Estando allí, llamaron a
su padre y le dijeron que su hijo había tenido un accidente. Unos minutos más
tarde, llegó y preguntó a Fernando.
-
¿Qué ha ocurrido
Fernando? ¿Cómo está mi hijo? ¿Está bien?
-
Ha sufrido una
herida de bala y ahora mismo están operándolo para sacársela.
-
¿Pero qué ha
pasado?
-
Un hombre vestido
de blanco mató a Roger, el novio de Claire y fue en busca nuestra, no sé por
qué. Pero de repente apareció otro hombre que se parecía a mi padre y se puso a
increparlo pero en un momento de despiste, este hombre disparó a Samuel pero el
otro le disparó y lo mató.
-
¡Dios mío! Pero,
¿estáis todos bien?
-
Nosotros sí, aquel
hombre parecía que también. Hemos llamado a la policía que está de camino para
contarle todo lo sucedido.
Fernando seguía sin saber
quién era aquel hombre tan misterioso y le reconcomía la curiosidad por dentro.
-
Ojalá pudiera
encontrar a aquel hombre que nos ha salvado la vida. Sin él, Claire y yo
estaríamos muertos con total seguridad.
-
Entonces lo ha
conseguido…-susurraba Patrick-, ha conseguido lo que quería... Este Fernando…
-
Perdone, ¿qué
decía?
-
Oh, nada, nada.
Que estoy muy preocupado por mi hijo. Espero que se recupere.
Patrick tenía que
improvisar para no delatar a su amigo que nadie sabía dónde estaba. Mientras
tanto, Claire recibía una llamada de la policía que acababa de llegar a la casa
de Fernando.
-
Claire dice que la
policía ha certificado la muerte del asaltador. Se le han encontrado unas
llaves de un piso franco donde tenía bastante munición y documentos de
identidad. Al parecer, era un ex agente de la NASA al que echaron por
reiteración de consumo de estupefacientes.
-
Oh, ya decía yo
que aquel tipo de traje blanco siempre iba a traer problemas. Menos mal que
Fernando nos advirtió de él pero aun así… Mira cómo hemos acabado.
-
¿Cómo sabías que
tenía un traje blanco? ¿Y qué Fernando es ese que te lo advirtió? Patrick,
¿sabes algo que yo debería saber?
-
No, no hay nada…
Bueno sí, pero no debería… Yo…
-
¡Patrick! Dime qué
es lo que pasa.
Fernando no sabía lo que
se le venía encima…
-
Resulta que vino
un hombre en 1988 diciéndome que venía del futuro y que había desaparecido su
familia por algo que había pasado y que necesitaba mi ayuda para construir una
máquina del tiempo. Le eché de allí pero me demostró ser un viajero real del
tiempo. Ese hombre eres tú. Al parecer, un hombre vestido con un traje blanco,
os persiguió a ti y a tu novia Claire porque quería la máquina del tiempo que
Roger había logrado averiguar al colarse en nuestra empresa. Ante la amenaza de
ese hombre, huisteis al pasado y por eso en esta época ese hombre era más mayor
que tú.
-
Esto… ¿Cómo dices?
¿Me estás contando que en otra línea del espacio-tiempo yo estaba con Claire y
por un suceso desapareció nuestra familia y que viajé en el tiempo para
solucionar el problema?
-
Exactamente.
-
¡Tú estás chalado
Patrick!
-
¿De verdad lo
crees? ¿Entonces quién era aquel hombre que os vigilaba en el recreo a tus
amigos y a ti aquel día? ¿Quién hizo que Roger te pegara la paliza para forzar
que conocieras a Claire? ¿Quién provocó que Roger se liara con Lulú? ¿Quién
mató al hombre del traje hace unas horas?
Fernando estaba flipando
en colores.
-
¿Me estás diciendo
en serio que ese hombre…? ¿Ese hombre soy yo?
-
Sí Fernando. ¡Eres
tú!
Sin mediar más palabras,
Fernando dio media vuelta y salió corriendo. Claire tapó el teléfono y le gritó
pero Fernando siguió su camino.
Patrick cayó en la cuenta
de que iría a buscarlo a la máquina del tiempo y que si se reencontraba con él
mismo, la historia podía cambiar brutalmente.
-
No debía haber
hablado. ¡Soy un estúpido!
Fernando corrió y corrió
hasta llegar a su empresa donde se encontró con ¿él mismo?, que estaba a punto
de subirse en la máquina del tiempo.
-
¡Espera! ¡No te
vayas!
Abrió la puerta de golpe,
haciendo que el Fernando más mayor se girara al momento y sus miradas se
encontraran por primera vez. El silencio se adueñó de la situación, los dos
permanecían inmóviles, sin hablar.
El Fernando más joven se
miraba y consiguió reconocerse detrás de esas arruguitas y ese pelo canoso como
su padre. ¡Era él! No tenía duda. Era una sensación muy rara saber que aquella
persona que estaba plantada frente a él, era él. Parecía el guion de una
película de Ciencia Ficción.
Pero algo comenzó a
cambiar en el Fernando más mayor, sus manos comenzaron a iluminarse, su rostro
y ropa también. Comenzó a mirarse asustado sin saber qué le estaba ocurriendo.
Notó un terrible dolor de estómago y cuando fue a echar las manos allí, sus
manos habían desaparecido. ¿Qué estaba ocurriendo?
El otro Fernando,
sorprendido por lo que estaba viendo comenzó a notar los mismos síntomas. Los
brazos le comenzaron a brillar, al igual que sus manos que comenzaron a
desvanecerse poco a poco mientras veía que su yo más mayor había desaparecido
completamente y era una bola de luz muy grande que fue hacia él y se metió en
su estómago.
Fernando comenzó a notar
un ardor muy fuerte allí. Tenía una sensación de quemazón que le estaba
haciendo retorcerse de dolor. Sentía que en su interior, algo le estaba
recorriendo el cuerpo, era una sensación extraña. Unos extraños bultos se
movían debajo de su piel, haciendo que sus extremidades volvieran a aparecer
igual que antes. Fue corriendo hacia el baño para mirarse a un espejo y cuando
llegó sintió un pinchazo muy fuerte en su cabeza que hizo que se desplomara en
el suelo.
Minutos más tarde, se
incorporó y se miró en el espejo. Tenía el aspecto de siempre, pero tenía
recuerdos que no había vivido, aunque los sentía como suyos propios. Se
recordaba solo en casa, sin su madre, viviendo con Lulú. Pero también recordaba
aquellos momentos en los que su madre lo despertaba para ir al instituto y le
acompañaba en el coche. Los momentos de juegos con su hermana, ver a sus padres
juntos y felices…
Ahora Fernando volvía a
ser el de siempre. Dos vidas en un mismo cuerpo, pero era su vida y sus
recuerdos. No tenía por qué huir de nadie, no tenía que tener miedo porque esa
era su casa, su ciudad y su familia. Nada ni nadie iba a hacer que se volviera
a separar de ellos.
Fernando salió del baño
con una sonrisa de oreja a oreja. Se sentía joven de nuevo, tenía de nuevo toda
la vida por delante y a su familia para poder disfrutarla. Saber que tenía a su
madre en casa, a su hermana, su padre… ¡Todo era como quería! Menos… Claire.
-
¡Fernando! ¿Qué ha
ocurrido? Has salido corriendo sin decirme nada. ¿Qué pasa?
-
Claire…
-
Dime Fernando.
-
Te amo. Te he
amado siempre y te amaré hasta el final de mis días. Lucharé por ti todo lo que
sea necesario para no perderte más.
Y seguidamente Fernando
atrajo a Claire y la besó profundamente, haciendo que sus bocas se unieran en
un profundo y cálido beso que la sorprendió, pero que a la vez le gustó. Ahora
eran libres para dar rienda suelta a su amor. Los problemas se habían acabado y
podían ser felices.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario