Un rato después, Marta y
su primo volvieron a casa y se encontró con su casa vacía. ¿Dónde estaban
todos?
Al entrar llamó a sus
padres, pero no contestó nadie, así que se puso a buscarlos por la casa cuando
encontró una nota que decía que estaban en la azotea del edificio haciendo una
barbacoa.
Al subir, se encontró con
Adri saliendo de la casa.
-
¿Pero dónde están
todos, Marta?
-
Arriba, mi padre
me ha dejado una nota.
-
Anda coño, pues ya
podrían haberme avisado los míos.
Cuando llegaron arriba se
encontraron un gran ambiente, todos charlaban, reían y compartían cosas
mientras que Mateo hacía la barbacoa para comer.
Lucía se levantó y saludó
a los chicos.
-
¡Hola chicos! Soy
Lucía, ¿vosotros sois los hijos de Mateo y Juan?
-
Sí…-dijeron
tímidamente-.
-
Ya se os nota, os
parecéis muchísimo jejeje. La comida está haciéndose, así que si queréis bajar
a la piscina… Mis hijos están allí con Lucas.
Ambos jóvenes sonrieron
agradecidos antes de dar media vuelta y bajar mientras que Adri se acababa de
acordar de que esa mujer era la que había visto junto a semejante pivón rubio.
Si no estaba equivocado, iba a tener muy buenas vistas…
Al bajar, los primos
quedaron en verse abajo en unos 5 minutos tras cambiarse y ponerse los
respectivos bañadores.
Y como habían dicho,
bajaron y se encontraron con un buen panorama. Los niños estaban jugueteando en
el agua, tirándose por el tobogán y los más mayores tomaban el sol en una
tumbona.
Al ver a los chicos
rubios que habían visto antes en la plaza, se quedaron inmóviles. ¿Ellos eran
los hijos de los amigos de sus padres? ¡Olé!
-
Tío Adri, ¿has
visto quiénes son?
-
Sí, la rubia
buenorra.
-
Y el rubio
potente… ¿Qué hacemos tío?
-
Vamos a
acercarnos, que no nos van a comer mujer.
-
Habla por ti, que
yo a ese rubio le pego un bocado y me lo meriendo en un salto.
-
No me seas guarra,
prima jajajaja.
Mientras tanto, Lucía le
brindaba su ayuda a Mateo, que estaba preparando las salchichas, el bacon, los
chorizos, costillas…
Tras un rato de
conversación con Mateo, Lucía fue a sentarse y a hablar con todos los demás que
charlaban animadamente.
-
Como te lo
digo,-decía Esteban-, no podía creerme que fuese ella. ¡¿Una actriz de
Hollywood en mi gimnasio?! Era increíble jajaja. Eso sí, es más apariencia que
físico. No tiene fondo y a los cinco minutos de correr ya estaba asfixiada.
Y Fina, dirigiéndose
hacia Lucía, le preguntó sobre su vida.
-
¿Y qué ha sido de
ti?
-
Pues cuando nos
fuimos de aquí comencé la universidad, pero como me quedé embarazada lo tuve
que posponer porque los mellizos no esperaban. Ya has visto lo hermosos que han
salido.
-
Sí, son muy guapos
los dos.
-
Casi todo al
padre, nada más tienes que verlos.
-
Bueno, también
tienen muchas cosas tuyas, lo que pasa es que no te das cuenta.
-
Ya, eso sí es
verdad.
-
Y bueno, ¿qué hicisteis
después?
Ambas chicas siguieron
contándose sus cosas.
-
Cuando los niños
tenían un año nos casamos para terminar de formalizar nuestra relación y al
principio nos manteníamos con el sueldo de Esteban, pero un día pasé por
delante del teatro y vi que estaban haciendo un casting para una película y me
presenté por probar. Pues resulta que me cogieron como extra y unos meses
después me llamaron de otra empresa para un papel secundario y de momento nos
va bien. Así que, quién me lo iba a decir, actriz secundaria de películas.
-
Vaya, la de
vueltas que da la vida.
-
Y que lo digas,
nunca para de sorprender. ¿Y cómo te fue a ti? Por lo que tengo entendido eres
la señora directora del colegio, ¿no?
Abajo, Adri y Marta se
acercaban cuidadosamente hacia los hijos de Esteban y Lucía mientras que el
otro hijo de ambos y Lucas, el hijo pequeño de Fina y Mateo, jugaban en la
piscina pegando voces.
Adri fue el primero en
llegar a la altura de los otros chicos y se presentó.
-
¡Buenas! Soy
Adrián, ¿cómo estáis?
-
Ey, ¿qué tal tío?
Soy Tony.
Y cuando llegó allí
Marta, Tony se quedó mirándola sin perderla de vista. ¿Quién era ese bellezón?
Ella, por su parte, no quería ni mirar de lo nerviosa que estaba.
-
¿Y tú quién
eres?-preguntó Tony echándole morro-.
-
Ah hola, soy
Marta.
-
Yo Tony,
encantado.
-
¿Te… apetece ir al
jacuzzi?
El muchacho sonrió y
accedió a ir con ella, así que se levantó y siguió a Marta.
Por si parte, la hermana
de Tony se levantó también casi al mismo momento y saludó a Adri.
-
¡Buenas! Yo soy
Silvia.
-
Y yo Adri,
encantado.
-
Igualmente jeje.
¿Te importa si nos vamos al jacuzzi también? Estoy harta de los gritos de mi
hermano.
-
Está bien jeje.
Más arriba, Mateo hacía
las salchichas en la barbacoa mientras que escuchaba las conversaciones que tenían
los demás. De vez en cuando se volvía para intercambiar alguna palabra que
otra, pero estaba más pendiente de la barbacoa que de otra cosa.
Y minutos más tarde Mateo
llevó los perritos calientes para comenzar la tanda de comida.
-
¡Bieeeeeen! Al fin
se sienta nuestro cocinero,-vitoreó Ainhoa-.
-
Y menos mal, que
estoy molido con la espalda.
-
¡Un hurra por el
cocinero!-gritó exaltado Esteban-.
Y abajo, en el jacuzzi,
los chavales comenzaban a hablar y a conocerse mejor.
-
Y bueno Tony, ¿qué
os trae por aquí?
-
Pues en principio
de vacaciones, pero mis padres están muy misteriosos con nosotros y no nos han
querido decir mucho más.
-
Ah vaya, ¿y sabes
de qué se conocen nuestros padres?
-
Creo que son
amigos desde que tenían nuestra edad o algo así, lo que pasa es que mis padres
se tuvieron que ir de aquí por culpa de la gente, porque mi padre era profesor
y se enamoró de mi madre que era estudiante y como la gente los miraba mal,
cuando mi madre cumplió los 18 se largó de aquí.
-
Ah vaya, o sea que
eran de aquí, ¿no?
-
Sí, sí. Siempre
decían que querían volver, pero no sé si ahora que hemos vuelto va a ser por
vacaciones o para quedarnos.
-
¿Y qué te gustaría
a ti?
-
Sinceramente me da
igual. Tengo ya 19 años y aquí la universidad que hay es muy buena, así que me
daría igual estudiar aquí que allí.
Los otros chicos, nadaban
en la piscina pero se aburrían un poco.
-
¿Qué hacemos
Lucas?-preguntó David, el hijo de Esteban-.
-
Pueeees,
¿salpicarnos?-dijo Lucas echándole agua en la cara a su amigo-.
-
¡Eso no! Como te
pille y te haga una aguadilla verás…
Lucas reía divertido ante
la cara que había puesto David. Otra cosa no, pero travieso era un rato…
Por su parte, los
hermanos de David se lo pasaban en grande en el jacuzzi.
-
Qué bien se está
aquí, ¿verdad Silvia?
-
Y tanto, podría
acostumbrarme a esta vida…
Aprovechando que Tony y
Silvia hablaban entre ellos, Adri aprovechó para hacerle un gesto a Marta y
sonreírle guiñándole un ojo. Ella, sonriendo también, miró a Tony y se mordió
el labio.
Adri con las burbujitas
estaba muy relajado y apenas había intercambiado palabras con Silvia, así que
ella frunció el ceño.
-
¿Y este chico por
qué no habla conmigo? ¿Qué le pasa?-pensaba ella-.
Y sin pensárselo dos
veces, ella se sumergió en el agua ante la sorpresa de Adri. Una de las razones
por la que no le hablaba es que le había dicho que tenía 19 años y él sólo
tenía 17, así que si no ligaba con las de su edad, una que fuera mayor que él
no lo miraría ni por encima del hombro.
Poniéndose al lado de
Adri, él siguió a lo suyo y ella, mirándolo, seguía quedándose de piedra.
-
Nada, que el tío
ni se inmuta. ¿Qué tengo que hacer para que me hable?-pensaba Silvia-.
A todo esto, Marta y Tony
habían terminado de hablar y se relajaban en silencio, pero él la miraba a ella
mientras que Marta estaba con los ojos cerrados.
-
Pero qué guapa
es…-no paraba de repetir en su mente-.
Saliendo de la piscina,
David fue a preguntarle a sus hermanos si jugaban a algo, pero Lucas lo paró a
tiempo.
-
David déjalos
tranquilos, que están a su rollo.
-
¿Y qué hacemos
entonces?
-
¿Te apetece jugar…
al pilla-pilla?
Y, finalmente, Adri se
arrancó y comenzó a hablarle en condiciones a Silvia.
-
¿Te has cambiado
de sitio, no?
-
Sí, aquí hay más
burbujitas.
-
Pues te prometo
que yo no he sido jajaja.
-
¡No seas tonto!
Jajajaja. Ya sé que no has sido tú. Mira tú por dónde, si al final tienes hasta
sentido del humor y todo.
-
¿Yo? Sí, lo que
pasa es que no me conoces.
-
Pues parecía que
se iba a quedar así, porque no me hablabas…
-
Bueno, es que soy
un poco tímido.
-
Tienes pinta de
todo menos de tímido Adrián.
-
Llámame Adri
mejor.
En el otro lado del
jacuzzi, Tony trataba de conocer más cosas de Marta.
-
¿Y qué estudias?
-
Ahora mismo nada,
terminé este año el bachillerato y ahora estoy pensando en qué meterme, porque
no tengo mucha idea de a qué me quiero dedicar.
-
¿Tienes alguna
afición que pudiera servir?
-
Dormir, pero no
creo que me vayan a contratar para hacer eso jajajaja.
-
Jajajaja, ya, pero
estaría genial la verdad.
-
Y que lo digas…
-
Entonces, si
acabas de terminar tendrás…
-
18 años, los
cumplí en mayo.
-
Ah claro, yo tengo
19 y somos de enero. Bueno, mi hermana y yo, que somos mellizos.
Los pequeños iban a
comenzar a jugar.
-
¡Sí! ¡Vamos a
jugar!
-
¿Quién se la
queda?-preguntó David-.
-
Tú, por preguntar
jajaja.
Y dándose media vuelta,
Lucas comenzó a correr como alma que llevaba el diablo.
-
¡No
escaparás!-gritaba David intentando alcanzarlo-.
A todo esto, Adri seguía
pasando del tema y Silvia no paraba de sacar conversación.
-
¿Y te gusta el
deporte? Veo que estás en forma…
-
Sí, como mi padre
es policía, siempre lo he visto haciendo ejercicio, en el gimnasio… Y desde
pequeño me he intentado mantener en mi línea. Ahora que tengo 17, me he metido
en el gimnasio y me he puesto más fuerte que como estaba antes.
-
Pues eso está
genial, además que no aparentas tener 17 vaya. Yo creía que eras de mi edad.
-
Ah bueno, siempre
me pasa. Me echan más edad de la que tengo en realidad.
-
Tendrás a las
chicas locas por ti, ¿no?
-
Bueno, no te
creas. A ellas les gustan mayores…
-
Bah, menuda
tontería. Si la edad es un número al fin y al cabo. Mira mi padre, se enamoró
de mi madre cuando ella era menor de edad y él era su profesor y ahora mira,
lucharon por su amor y siguen juntos y enamorados como el primer día.
-
Pues sí, yo opino
igual, pero las chicas no, así que aunque me guste alguna, siempre me acaban
dando por culo.
-
Pues por mi parte
no tendrías ese problema…
En ese momento Adri se
incorporó y miró serio a Silvia. ¿Le acababa de lanzar una indirecta? La verdad
es que aunque tuviera mucho físico, el muchacho no tenía ni idea de ligar.
-
Esto… ¿qué quieres
decir?
-
Ah no sé, tú
sabrás…
-
Pero…-y Adri no
supo qué más decir-.
-
Me refiero a que a
mí no me importaría estar con un chico que fuera menor que yo, como tú, por
ejemplo…-dijo mirándolo de reojo mientras ponía de nuevo sus brazos detrás de
la cabeza-.
-
Pues yo tampoco
tendría ninguna pega para estar con una chica tan guapa como tú, por
ejemplo…-dijo lanzándole una mirada seductora-.
Silvia sonrió como una
tonta y, sin saber cómo, Adri se lanzó a pasarle el brazo por encima de los
hombros femeninos, haciendo que ella se derritiera por dentro.
-
Tío, que me está
echando el brazo por los hombros. Al fin se ha dado cuenta…
Marta, mirando al frente
un momento, se dio cuenta de que el ambiente se estaba poniendo tenso entre su
primo y Silvia, así que le dio un pequeño golpe bajo el agua a Tony y le señaló
a su hermana, así que, por señas también, el muchacho le indicó a Marta de levantarse
e irse de allí.
No pasaron ni cinco
segundos cuando los otros dos se levantaron y comenzaron a irse para dejarles
intimidad a Silvia y Adri.
Y justo cuando se dieron
la vuelta y comenzaron a irse hacia la casa, Silvia se acercó a Adri y besó su
boca. Cuando se separaron, le susurró unas palabras pegadas a la boca masculina
antes de volver a besarla.
-
No sabías las
ganas que tenía de besarte Adri…
Tony y Marta se fueron
hacia la casa de la muchacha, que le ofreció alguna bebida, pero él no aceptó
nada.
-
¿Entonces no
quieres nada?
-
No, de verdad.
Estoy bien así.
-
Bueno, ¿y qué te
apetece que hagamos ahora? Como mi primo se ha puesto a darse el lote con tu
hermana…
-
Ah ya, pero es que
la comprendo. Tu primo está fuertote y a ella le encantan los chicos así.
Siempre que ve alguno de esa guisa se derrite.
-
Ya, yo es lo que
le digo siempre, que está muy bueno jajajaja. Pero como no está acostumbrado
que le digan nada de eso, se pone rojo como un tomate.
-
¿No liga o qué?
-
¿Mi primo? Nada,
siempre se corta a la hora de decirle algo a una chica.
-
Pues la tiene
clara con mi hermana. A ver, no es que sea ninguna guarra, pero ya ha estado
con un par de chicos, por lo menos de lo que me ha contado.
-
Os lleváis muy
bien, ¿no?
-
Ahora sí, un poco
mejor. Siempre nos hemos llevado a matar, pero con el tiempo te das cuenta de
que es mejor tener a tu hermana de aliada que de enemiga.
-
Pues sí. Para mí
Adri es como mi hermano, que yo tengo a Lucas, pero es muy pequeño todavía y al
vivir en el mismo edificio…
-
Claro, es inevitable
que os hayáis criado como hermanos más que como primos.
-
Ostras, ahora que
lo pienso, como bajen nuestros padres y se los encuentren así…
-
Me voy a hinchar
de reír, te lo juro jajajaja.
Ambos comenzaron a
carcajearse durante un rato para que luego Marta le invitara a sentarse en el
sofá a ver una peli o algo.
-
Vale, parece guay.
¿Tenéis Netflix?
-
Sí, ¿por?
-
Porque hay una
peli que me encanta y no sé si la habrás llegado a ver,-dijo Tony sonriendo
ampliamente-.
Al levantarse, le vio por
primera vez el culo a Marta.
-
Uf, encima de
simpática y guapa, está buena… ¿Por qué no seré yo tan lanzado como mi
hermana?-pensaba Tony-.
Marta, antes de sentarse,
le dijo a Tony que podía elegir el sofá que quisiera.
-
Gracias, guapa.
-
Y bueno…-dijo algo
nerviosa tras ese piropo de Tony-, ¿qué película quieres ver?
-
¿Te puedo besar?
-
Pueeees, esa no la
conozco,-dijo ella cogiendo el mando para buscarla en Netflix-.
Pero Tony no se refería a
la película precisamente, así que acercándose a ella la agarró suavemente de la
cintura y la besó en los labios. Por fuera parecía muy seguro, pero por dentro
no podía con los nervios. Nunca había sido tan lanzado y el ver a su hermana
ligando le dio rabia porque él quería ser así de lanzado y nunca podía. No era
como ella.
Tras unos momentos, fue
el mismo Tony quien se separó rápidamente.
-
Perdón Marta. Lo
siento de verdad, no debí haberlo hecho. Lo siento en serio.
-
¿Perdón por qué,
Tony? No me he quejado.
-
Ah…-dijo Tony casi
sin poder mediar más palabra que esa-.
-
Mira Tony, eres un
chico muy guapo, estás muy bien, que tú tampoco te puedes quejar de cuerpo.
Eres simpático y me haces reír… ¿Te crees que si me besas me voy a enfadar?
Todo lo contrario, me alegro que te hayas lanzado porque, si te digo la verdad,
estaba loca por besarte.
Y mientras arriba Marta y
Tony se besaban, en el jacuzzi seguían dándose el lote. Estaban muy agitados y
alterados, los besos eran mucho más profundos y con más pasión. Así que también
las manos comenzaron a hacer su recorrido corporal y Silvia las bajó de la
cintura a los muslos masculinos, subiendo poco a poco hasta su entrepierna.
Adri, separándose un poco, la miró nervioso y ella, guiñándole el ojo, lo
volvió a besar.
Tony miraba con ojitos de
cordero degollado a Marta, que sonreía picaronamente mientras se cogían las
manos casi sin darse cuenta.
El nivel de excitación
del jacuzzi subía por momentos y la mano de Silvia ya estaba bajo el bañador
masculino, que lo había bajado un poco para hacer sus “manualidades”. Pero Adri
no se quedaba corto tampoco, las veces que había estado viendo porno estaban
haciendo efecto porque apartó el biquini femenino y comenzó a sumergir sus
dedos en Silvia que, sin saber que estaba siendo su primera vez para Adri, no
paraba de gemir, aunque ahogados por la boca masculina que intentaba mantener
la “normalidad” para que ni Lucas ni David, que seguían correteando por el
jardín, notaran nada.
Y justo estos dos estaban
en la puerta principal, exhaustos de correr y jugar.
-
¡Te he pillado
David!
-
Vale, yo me rindo
ya. Estoy muerto…
-
Noooo, que me lo
estaba pasando muy bien.
Casi sin resuello, David
se incorpora y con la respiración muy agitada de correr todo ese tiempo, se
niega a seguir jugando.
-
Prefiero irme a la
piscina, no puedo más…
-
Vaaaaale, ¿te echo
una carrera hasta la piscina?
-
Corre si quieres.
Cuando llegues mándame una postal, anda…
La conversación de los
padres estaba siendo tan amena que no habían probado bocado todavía y la hora
de comer se estaba convirtiendo en la de la merienda.
-
¿Y qué hiciste
Juan?-preguntó preocupada Lucía-.
-
Pues a día de hoy
no sé cómo pude hacerlo tan rápido. Ver a Naim siendo encañonado con su propia
pistola por un ladronzuelo de barrio fue duro… Pero me puse a hablar
tranquilamente con el ladrón y sin que se diera cuenta me fui acercando poco a
poco hasta que salté sobre él justo cuando disparó y desvié la pistola,
haciendo que la bala impactara con el techo. Ya ahí fue cuando los demás
policías comenzaron a inmovilizarlo.
-
Uf, no sé cómo
puedes trabajar en algo tan peligroso. Ainhoa, ¿cómo vives tranquila?
Ainhoa sonrió y contestó
a Lucía mientras miraba cuánto había cambiado físicamente Esteban y lo
diferente que se le veía a aquel muchacho con pelo largo y pendiente en la
oreja.
-
Nunca se vive del
todo tranquila, pero sé que Juan es un buen policía y que tiene la cabeza en su
sitio y no va a hacer nada que no sea necesario.
-
Tengo una familia
que cuidar y mantener y no voy a arriesgar mi vida innecesariamente a no ser
que sea estrictamente necesario. Muchos compañeros míos se han divorciado hasta
tres veces y eso no lo quiero para mí ni para los que me rodean.
-
Eres un
valiente,-dijo Lucía dirigiéndose a Juan-. Eres digno de admirar.
Mateo sonreía orgulloso
al ver a su hermano contar todas esas batallitas, pero se acordó de una y
también quería contarla.
-
Bueno, ¿y por qué
no le cuentas aquella vez que tuvimos que ir juntos a un edificio en llamas y
salvamos a ese hombre de que se suicidara?
-
Ay sí, qué mal lo
pasé.
-
¿Qué
pasó?-preguntó preocupado Esteban-.
-
¿Lo cuento
yo?-preguntó Mateo-.
-
Sí, déjame descansar
la lengua a mí ahora jajaja.
-
Pues resulta que,
al parecer, un hombre intentó asesinar a su mujer y cuando le dio un par
de navajazos, creyendo que la había
matado, incendió su casa y luego se fue hacia la azotea para tirarse. Claro,
llamaron a la ambulancia, a la policía y a los bomberos. Cuando nos encontramos
allí mi hermano y yo, decidimos entrar juntos. Juan fue quien se encontró a la
mujer que todavía respiraba mientras que yo apagaba el fuego que estaba
comenzando a expandirse, pero el tío con las prisas no hizo las cosas bien, ¡y
menos mal! Nada más subir los servicios de emergencia a por la muchacha, Juan
fue hacia la azotea mientras que yo me montaba en la escalera del coche de
bomberos yendo hacia él. Mis compañeros pusieron una colchoneta grande en el
suelo por si le daba por tirarse, pero teníamos el convencimiento de que no,
porque una persona que se quiere suicidar no se lo piensa tanto como él. Juan
estaba tratando de tranquilizarlo y yo me acerqué por el otro lado, desde la
escalera, y al verse acorralado se puso más nervioso y sacó su navaja
dirigiéndose hacia Juan que sacó su pistola y lo apuntó. Al verse en esa
situación, el hombre dio un paso hacia atrás y comenzó a caer al vacío, justo
cuando lo cogí del brazo y lo subí a la escalera. Al final no hizo falta la
colchoneta de abajo, porque se pinchó cuando la navaja cayó.
Adri y Silvia habían
terminado de sus “manualidades” y decidieron salir del jacuzzi, porque entre
las burbujas y sus juegos estaban agotados.
-
Yo me voy a tumbar
que estoy… agotado. ¿A dónde vas tú, Silvia?
-
Me voy a dar un
chapuzón en la piscina. Luego me tumbo contigo.
Adri no se podía creer lo
que acababa de ocurrir. ¡Su primera experiencia sexual con una chica! No era
ningún sueño, todo eso era real y encima con una chica tan guapa como Silvia…
Por su parte, a ella le temblaban las piernas todavía.
-
Ha sido
impresionante. Nunca antes me habían tocado de esa forma… Para que luego diga
que no liga y ha sido uno de los mejores dedos que me han hecho,-pensaba
Silvia, quien todavía estaba flipando un poco-.
Y dándose cuenta de la
hora que era, Fina bajó a avisar de que la comida estaba lista. Al no ver a su
hija, le preguntó a su sobrino.
-
Ah, los vi meterse
en el bloque, creo que tenían hambre y fueron a picotear algo.
-
Ay, con tanta
charla se nos ha olvidado por completo y ni siquiera nosotros hemos comido
tampoco. Subid ahora en cuanto podáis, ¿vale? Más que comer vamos a hacer una
merienda-cena, pero bueno…
Adri subió el primero,
pero detrás venían David, Lucas y Silvia. Marta y Tony estaban avisados, pero
desde dentro de la casa le dijeron que gracias y no añadieron más.
-
Menuda cháchara
tenéis por aquí me han dicho, ¿no?-dijo Adri con tono de burla-.
-
¡Bueno! Ya viene
la tropa, haced hueco chicos, que vienen los peques de la casa,-dijo Esteban-.
-
¡Eh! De peque
nada, que tengo casi 18 años,-dijo sonriendo y guiñándole a Esteban un ojo para
que le siguiera la broma-.
-
Uy, qué mayor… ¿Te
acuerdas cuando teníamos esa edad, Mateo? Parece que fuera ayer mismo.
-
Ya comienzas a
hablar como un abuelo.
-
¡No! Que soy muy
joven todavía.
-
Oye, que yo con la
edad de nuestros hijos,-intervino Lucía-, acababa de tener a Silvia y a Tony,
así que… Tiempo al tiempo, ABUELO,-dijo haciendo hincapié en esa palabra-.
-
Tooooomaaaaaaaaaa,-comenzaron
a decir todos los demás mientras las carcajadas sonaban por toda la azotea-.
Nadie se podría haber
imaginado que lo que empezó tras un bonito sueño de Mateo después de despertar
de un coma, iba a acabar con todos ellos sentados en una misma mesa con sus
hijos correteando por allí. La vida real había sido muy dura y, a veces,
ingrata. Pero lo que comenzó siendo una pesadilla real, terminó por ser mil
veces más bonito que cualquier sueño. Porque si realmente luchas por lo que
quieres y no te rindes, lo puedes llegar a conseguir. No sin antes pasar por
muchas penalidades, tristezas o desesperaciones de querer tirar la toalla; pero
tras ese muro se encuentra una felicidad que sólo la consiguen aquellos que no
se rinden con facilidad y ese era el caso de Mateo, que luchó por ser bombero,
por un amor puro y una familia unida que sufrió muchos palos a lo largo del
tiempo pero, si le preguntaran ahora, no haría falta ninguna contestación, sólo
habría que mirarle a la cara y verle sonreír…
FIN