CAPÍTULO 12
Ron no podía creer lo que
veía. Su hijo acababa de perder la cabeza por completo.
-
¿Los has matado?
-
No, ese privilegio
lo voy a dejar para ahora, que estamos aquí la familia al completo. Sabía que
me ibas a fallar papá. Siempre has sido un puto cobarde y ahora que estás senil
te has vuelto peor.
Emma estaba completamente
drogada con burundanga, una sustancia que anula la voluntad de la persona que
la ingiere y le provoca alucinaciones. Estaba completamente consciente, pero
con alucinaciones muy fuertes y no sabía dónde estaba. Permanecía inmóvil en el
suelo.
Su hijo Peter permanecía
inconsciente tras una paliza que le había propinado Nico.
Y Jack estaba igual,
inconsciente por la grave paliza de su primo Nico.
Nico, por su parte,
quería matar lentamente a todos, para que sufriera Carlton de tal manera que le
pidiera que lo matase para poder quitarse todo ese sufrimiento. Con su padre no
tenía tan claro lo que iba a hacer.
Apuntando con la pistola
a ambos hermanos, comenzó a hablar.
-
No sé por dónde
empezar… Oh, mataré primero a los mellizos, para que así Emma pueda oír cómo
matan a sus hijos, así podrá sentirse humillada antes de que un terrible
disparo en el estómago la haga desangrarse poco a poco hasta morir finalmente.
-
Eres un puto
enfermo Nico,-dijo Carlton-.
-
Lo sé, ¿pero a que
es fantástico? JAJAJAJA.
Nico no tenía la cabeza
bien, hablaba de una manera extraña y tenía un raro tic en el ojo izquierdo.
-
Respecto a ti,
papaíto… ¿Qué voy a hacer contigo? El tío Carlton tenía razón, eres un cobarde
de mierda y sabía que me ibas a fallar, por eso te obligaba y te presionaba
tanto. Desde que fui aquel día a la playa y te conté el plan de matar a mamá.
No creía que fueras capaz, pero lo hiciste. Pero cuando dijiste que no querías
seguir una vez que me gradué como policía, sabía que tarde o temprano te
rajarías.
La estridente voz de Nico
trajo la consciencia a Jack, que abrió los ojos y comprobó la escena que estaba
pasando.
-
Tengo que hacer
algo,-pensó para sí-.
Jack se levantó y saltó a
las espaldas de Nico, haciendo que éste se tambaleara para adelante y disparara
el arma.
-
¡¡NOOOOOOOOOO!!
Jack intentaba mantenerse
arriba de Nico, buscando la radio de éste para avisar a la policía.
-
¡Necesitamos
ayuda!-gritó Jack una de las veces que pudo pulsar el botón de la radio.
-
¡Quítate de encima
mocoso!
Nico consiguió tirar de
arriba suya a Jack, pero este cogió se cogió las manos y las puso alrededor del
cuello de su primo para conseguir asfixiarlo y dejarlo más débil, pero era muy
fuerte y Jack apenas podía aguantarle.
Finalmente el arma cayó
al suelo y Jack, soltando el cuello de Nico, se pudo agachar y cogerla.
-
Quieto ahí o
disparo Nico…
-
Está bien,
tranquilo chico.
A Jack le faltaba el
aliento, pero no por eso dejaba de apuntar a Nico sin que le temblara el pulso.
-
Chaval, esto no va
a salir bien. Has avisado a la policía y cuando te vean apuntándome con mi
propia arma, ¿a quién van a creer? Esto no va a terminar bien para ti ni tu
familia.
-
Tienes razón, esto
no va a terminar bien…-dijo Jack agachando la pistola-.
Pero lo que no sabía Nico
es que Jack disparó poco después a su pie izquierdo, provocándole un fuerte
alarido de dolor que resonó en toda la casa.
-
¡Jódete hijo de
puta!-gritó Jack-.
Nico cayó al suelo
agarrándose el pie, intentando detener la hemorragia que le había provocado
Jack.
-
Vas a pagar por
esto cabrón de mierda,-amenazaba Nico-.
Pero aprovechando que
estaba perdiendo bastante sangre, Jack le pegó un culatazo en la sien a Nico
que lo dejó seminconsciente, por lo que pudo ponerle las esposas sin ningún
problema.
Pero, desgraciadamente,
aquel disparo fortuito impactó en el pecho de Ron, provocándole una muerte casi
al instante.
Carlton miró el cuerpo
sin vida de su hermano, de su gemelo… Viendo cómo había acabado todo, no pudo
reprimir el llanto y comenzó a llorar desconsoladamente.
Minutos más tarde, la
policía vino y descubrió todo el pastel. Al ver a Nico en semejante situación,
se sorprendieron tanto que llamaron a un psiquiatra para que lo evaluara
mientras el servicio médico le curaba la herida del pie. Al investigar el
sótano, pudo comprobar que había un par de cámaras de seguridad que habían
grabado todo. Mientras lo revisaban, se dieron cuenta de algo…
-
¡Suéltame hijo de
puta!-gritaba Nico-.
-
Carlton, dame la
mano…-susurró Ron-.
Cuando Ron notó que la
vida se le escapaba, sólo pudo lograr decir esa frase, agarrar la mano de su
hermano para caer desplomado en el suelo…
Ya habiendo anochecido,
el examen del psiquiatra dijo que Nico era demasiado peligroso para ingresar en
una cárcel normal, por lo que cumpliría condena en una cárcel especializada
para gente demente, como era él. Tras ponerle el uniforme, lo llevaron al coche
patrulla que estaba aparcado frente a la casa.
Todos miraron cómo se
llevaban a Nico. Todo había terminado, de una manera u otra, pero ya no había
marcha atrás. Lo único que les quedaba ahora era reponerse y a seguir con sus
vidas…
FIN
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