CAPÍTULO 11
Al día siguiente, Carlton
escuchó ruido fuera y se levantó para ver quién era y cuando vio que era su
hermano, su expresión cambió totalmente, pese a que éste sonreía, pero su
expresión no era sincera.
-
¿Qué tal Carlton?
¿Cómo estás?
-
¿Ahora te
preocupas por mí? Si estoy aquí es por tu culpa también… Suelta a mi familia,
ellos no tienen culpa de nada…
-
Esto no es tan
sencillo como parece desde ahí dentro Carlton. Es muy complicado y hay mucho en
juego.
Había una serie de
habitaciones paralelas donde estaban encerrados sus hijos Jack y Peter y su
mujer Emma. Todos permanecían encerrados y aislados del resto.
Peter vio a su tío pasar
por delante y comenzó a pegar en la pared y en el cristal de la ventanita.
-
¡Eh! ¡¡Suéltame
hijo de puta!!
Jack escuchó unos gritos
que parecían de su hermano, por lo que se levantó y vio a su tío subiendo las
escaleras.
-
¡Oyeee! ¡Ven aquí!
¡No te vayas!
Carlton estaba sucio,
olía mal y tenía el ánimo decaído. Sabía que estaba su familia junto a él y no
podía hacer nada para sacarlos de ahí. Uno de sus hijos comenzó a gritar.
-
¡Papaaaaa! ¡PAPÁ!
-
¡¿Hijo?! ¿Qué
ocurre?
Carlton comenzó a hablar
con uno de los mellizos a voces; no se entendía mucho, pero más o menos sí
podía escuchar lo que decía.
-
¡Sácanos de aquí
papá!
-
¡No sé cómo!
-
¡Intenta forzar la
puerta! ¡Son puertas viejas, seguro que cede!
Carlton se levantó, puso
la mano en el picaporte y al girarlo, la puerta abrió sin problemas. ¿Llevaba
la puerta abierta todo el tiempo? ¿La habría abierto Ron?
Carlton intentó abrir la
puerta de Emma, pero la llave estaba echada.
-
Cariño, ¿cómo
estás? ¿Te encuentras bien?
-
Sí, ¿y tú? ¿Estás
bien?
-
Me encuentro bien,
cariño. No te preocupes que voy a sacaros a todos de aquí. Confía en mí.
-
Ten mucho cuidado
mi vida.
Intentó lo mismo con la
puerta de la habitación donde estaba Peter, pero no hubo manera.
-
¿Cómo has
conseguido salir?
-
La puerta estaba
abierta. ¿Fuiste tú el que se le ocurrió?
-
Sí. Pensé que al
ser la puerta algo vieja, pudiera ser más fácil para ti, yo lo he intentado
pero no tengo fuerza.
-
No te preocupes,
voy a buscar las llaves de vuestras celdas y a sacaros de aquí.
Por último, fue hasta su
hijo Jack.
-
Jack, estoy aquí.
Voy a coger las llaves de vuestras celdas y a sacaros de este lugar. Confía en
mí.
-
Ten mucho cuidado
papá. No quiero que te pase nada. ¿Y María?
-
Está bien, en casa
de vuestra tía Jo. Enseguida vuelvo con la llave.
Mientras tanto, Ron
pensaba en todo lo que estaba ocurriendo en el sótano de la casa. Sabía que lo
que estaban haciendo no era bueno ni tampoco justo, pero tenía miedo de su hijo,
de lo que pudiera hacerle a él si se rebelaba.
Ya se la había jugado y
mucho yendo abajo y abriendo la puerta de su hermano. Sabía que su primer
objetivo sería él, pero ya era hora de dejar de ser un cobarde y de ser
valiente, aunque fuera tarde.
Cuando estaba sumido en
sus más profundos pensamientos, su hijo entró en el cuarto.
-
Papá, voy a
trabajar. ¿Vale? No se te ocurra bajar, no quiero que te vean ni que sospechen
de ti. Ya les daré de comer cuando llegue, ¿de acuerdo?
-
Sí hijo…
Carlton subió las
escaleras del sótano y descubrió que estaban en su casa. Quería buscar a su
hermano y coger la llave de las celdas, por las buenas o por las malas.
Lo buscó por el salón,
pero no vio a nadie, así que miró por la cocina, el baño, el jardín… Pero nada.
Subió al piso de arriba y
pensó que tal vez estaría en el antiguo dormitorio de sus padres.
-
Uf, venga
Carlton,-se decía a sí mismo-.
Carlton entró en la
habitación y sobresaltó a Ron.
-
¿Sorprendido
hermano?-preguntó Carlton-.
-
No. Al contrario,
te estaba esperando.
Ron aparentaba
tranquilidad, pero por dentro los nervios lo reconcomían.
-
Carlton, siento
todo lo que está pasando pero yo…
Sin dejar que terminara
la frase, Carlton cogió a su hermano del cuello y lo levantó de la cama.
-
¡¿Por qué estáis
haciéndonos esto?!
-
Carlton tranquilo…
-
¡No me pidas que
me tranquilice! ¿Dónde coño tienes las llaves de abajo? ¡¿DÓNDE?!
Ron apenas podía decir
nada ante los gritos incesantes de su hermano. Quería colaborar, pero éste no
le dejaba explicarse.
-
¡DIME RON!
-
¡Que te calles de
una puta vez coño! Déjame hablar y explicarte todo.
-
Lo vas a explicar,
ya te digo yo que sí, pero ante un tribunal, pedazo de mierda.
El cabreo de Ron iba en aumento.
Su hermano estaba siendo muy cabezota y no quería escuchar a nadie.
Carlton estaba furioso.
Quería sacar a su familia de la forma que fuese y su ceguera no le dejaba ver
más allá.
-
Como no me digas
nada te voy a reventar la cabeza como le hiciste a tu mujer…
Ron comenzó a asustarse
más aún e intentó hablar.
-
Carlton, escúchame
un momento. ¿Cómo te crees que has salido de allí? Te he abierto la puerta.
No
estoy de acuerdo en lo que está haciendo mi hijo, se ha vuelto completamente
loco.
-
¿Entonces por qué
has permitido que nos haga todo esto?
-
Por miedo, ¿vale?
Sigo siendo ese cobarde que te abandonó en aquel edificio. Soy una persona
débil, pero por eso ahora quiero ayudarte a ti y a tu familia. No quiero más
sufrimiento en nuestras vidas, quiero vivir lo que me quede de vida en paz y
felicidad.
-
¿Y cómo pretendes
hacer todo eso?
-
Sacando a tu
familia de allí. Vamos.
Ambos hermanos salieron
de la habitación y bajaron por las escaleras hasta llegar al sótano, pero allí
se encontraron una escena terrible…
-
¡¿Nico?! ¿Qué
haces aquí?-preguntó Ron-.
-
Al parecer
terminar lo que tú no te atreves a hacer…
CONTINUARÁ…
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