CAPÍTULO 18
Para terminar ese día,
en casa se pusieron a ver la televisión después de la cena.
Stacy estaba cansada y
se fue al dormitorio, entonces, al quedarse solos, Fernando quiso hablar con
Hugh.
-
Hugh, muchísimas
gracias por acogerme en vuestra casa. No sé cómo os lo voy a agradecer.
-
No tienes por
qué darnos las gracias, si lo hemos hecho es porque lo queríamos.
Luego subieron juntos
Hugh y Fernando a sus respectivos dormitorios. Como era costumbre, Hugh leía un
poco antes de irse a dormir mientras que, a su lado, Stacy se arrimaba poco a
poco.
Después de un rato
ronroneando, Stacy consiguió captar la atención de Hugh.
-
¿Está usted
insinuándose señorita Ford? ¡Qué descaro! Voy a tener que aplicarle un castigo
severo.
-
Sí, castígueme,
soy muy mala…
Al margen de todo esto, Fernando ya descansaba
en su cama y dormía plácidamente.
Un rato después, la
pareja dormía y descansaba tranquilamente. Era precioso ver cómo una pareja
podía ser tan bonita.
Dos días más tarde, las
cosas iban de maravilla. En el trabajo habían contratado a Fernando como
reponedor de pasillos en el supermercado.
Ayudaba en las tareas
de la casa y no faltaba tiempo para divertirse todos juntos yendo al cine o al
festival de verano.
Ese mismo día, Hugh se
puso a investigar sobre el campamento militar al que le iban a mandar a
Fernando. Buscando por internet, descubrió dónde estaba y el planing de
actividades durante el verano.
Consiguió encontrar el
número de teléfono y llamó.
-
Hola, buenos
días, ¿campamento militar Hornet?
-
Sí, ¿qué desea?
-
Verá, hace
tiempo apunté a mi hijo allí, pero resulta que ha caído enfermo y no va a poder
acudir.
-
Oh, es una
lástima. Hoy mismo ha empezado el campamento y nos íbamos a poner en contacto
con usted. Sabe que el dinero no se puede devolver, ¿verdad?
-
Sí, pero qué le
vamos a hacer. La salud es lo primero.
-
Bueno, pues
espero que su hijo se recupere pronto. Buenos días.
-
Buenos días.
Fernando se vistió y
bajó para irse al trabajo. Se despidió de la pareja que estaba coqueteando y se
iba a ir cuando Hugh lo paró.
Hugh tenía la cara
mucho más aliviada que antes.
-
¿Tienes un
momento Fernando?
-
Sí dime.
-
Mira, ya no
tienes por qué preocuparte de nada. He hablado esta mañana con el campamento al
que te iba a mandar tu padre y te he desapuntado.
Fernando no podía
creérselo.
-
¿Pero cómo lo
has conseguido?
-
Fácil. Me hice
pasar por tu padre y te quité. Lo malo es que cuando tu verdadero padre se
entere de que el dinero no tiene devolución…
-
Jajaja, ¿no?
Uhh, eso de que mi padre pierda dinero lo odia.
Entonces Fernando no lo pudo evitar y abrazó con
fuerza a Hugh.
Cuando se fue, se
acercó a Stacy, la agarró de la mano y se agachó. Sacó una caja de su bolsillo
y habló.
La cara que había
puesto Stacy era de inmensa felicidad por lo que iba a pasar a continuación.
-
Este momento
quería que fuera íntimo, entre tú y yo. Llevamos saliendo varios años y me has
hecho el hombre más feliz de toda mi vida. ¿Quieres casarte conmigo?
Stacy con lágrimas en
los ojos levantó su mano.
-
Hugh Bernam, sí
quiero casarme contigo.
Una vez que le había
puesto el anillo, se abrazaron dándose pequeños besos en la boca.
-
Te amo, te amo
Stacy.
-
Y yo a ti mi
vida, mi príncipe.
Mientras tanto,
Alberto, el padre de Fernando, iba a la comisaría para denunciar la
desaparición de su hijo. Ya dentro contó que fue a recogerlo al internado y se
lo llevó a casa, pero luego por una pelea que tuvieron, el chico se fue y no
apareció más.
Tras salir de
comisaría, Alberto tenía la vista baja. ¿Le habría pasado algo a su hijo
realmente? Ciertamente, estaba preocupado.
La investigación sobre
la supuesta desaparición de Fernando llevó a que la policía fuera en busca del
director del internado para corroborar lo que había dicho Alberto.
-
Hola, agente de
policía Kurt. Disculpe que le moleste pero estoy investigando la desaparición
de Fernando Rodríguez, ¿sabe quién es?
-
Sí, claro. Ha
sido alumno mío este curso, ¿qué ha pasado?
-
Supuestamente,
tras su padre recogerle de su internado, tuvieron una pelea y el joven se
escapó.
Hugh no se lo podía
creer, ¿eso le había contado a la policía el padre de Fernando? Pero tenía que
improvisar sobre la marcha.
-
Oh, no sabía
nada de esto.
-
Verá, me
gustaría que me contara lo que sabe.
-
¿Lo que se
respecto a qué?
-
A lo ocurrido.
Hugh comenzó a actuar
lo mejor que sabía.
-
Verá, yo me
acabo de enterar de que Fernando ha desaparecido, no sé nada más.
-
¿Usted ha
mantenido relación con Alberto, el padre del desaparecido?
-
Sí, una vez.
Cuando trajo al internado por primera vez a su hijo.
-
¿Solamente?
Entonces, Hugh hizo
como si se acordara de algo.
-
No sé si tendrá
relación, pero… ¿Alberto se llama?
-
¿El padre del
desaparecido? Sí.
-
Pues Alberto no
fue a recoger a su hijo cuando el curso terminó.
-
Explíquese.
-
Verá, todos los
padres vinieron y se llevaron a sus respectivos hijos y se despidieron de
nosotros menos Fernando, al que le dejé que llamara a su padre y este le dijo
que cogiera un autobús y se fuera a su casa él solo.
El policía prestó más
atención a lo que Hugh decía.
-
Entonces dejó el
teléfono y directamente salió corriendo sin decirnos absolutamente nada.
-
¿Cómo ha sabido
entonces que su padre le dijo que se viniera solo?
-
Porque escuché
la conversación. No se alejó lo suficiente como para que no pudiera escuchar la
discusión.
El policía se relamía
al haber descubierto nuevas pistas que apuntaban a Alberto como causante de la
desaparición de su propio hijo.
-
¿Hay alguna otra
persona que pueda corroborar esta información que me acaba de contar?
-
Sí, estaba a mi
lado la señorita Stacy, Stacy Ford.
-
¿Sería usted tan
amable de llamarla para que le tomemos declaración a los dos en comisaría?
-
Por supuesto, no
hay ningún problema. Ahora mismo nos ha pillado preparando juntos la
Planificación Anual del curso. Si me disculpa, puede entrar si lo desea.
-
No se preocupe,
espero fuera.
Hugh se había ganado al
policía y se lo había metido en el bolsillo. Luego, Stacy y él acompañaron al
policía a comisaría a declarar. Luego, dicha declaración sería enviada por fax
a Nueva York, donde se estaba llevando a cabo la investigación, ya que fue
donde Alberto denunció la desaparición.
Salieron de allí y se
fueron a casa. Más tarde, cuando Fernando llegó a casa se fueron al Festival de
Verano a disfrutar un poco tirándose unos cuántos globos de agua.
Unos se burlaban de
otros, se tiraban globos pero tenían mala puntería.
Stacy esquivaba muy
bien los globos y el pobre Hugh no daba ni una.
Cogiendo un globo con
fuerza, miró fijamente a Stacy.
-
Te vas a
enterar…
Hugh tiró con tanta
fuerza el globo que a Stacy no le dio tiempo de reaccionar y…
Le dio con tanta fuerza
en el pecho que hizo que se callera al suelo.
Fernando miraba la
situación mientras se reía y metía cizaña.
-
Uhhh, ¡métete
con alguien de tu tamaño!-gritaba Fernando sin saber lo que había ocurrido esa
tarde. ¿Se lo contarán o en cambio no le dirán nada?
CONTINUARÁ…
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