Puse mi corazón en esta historia, aparte de mucha ilusión y ganas y creo que se ve plasmado aquí, pero vosotros sois los que juzgáis si os gusta o no, así que... Disfrutad de este primer capítulo y ya sabéis, nunca dejéis de sonreír ^_^
R.I.F.
CAPÍTULO 1
Este chico de aquí se llama Fernando. Tiene 14 años y es hijo único. Como más tarde podréis ver, vive en una… “casa” bastante grande. No le falta de nada así que no hay por qué quejarse.
En su dormitorio tiene
una tele propia donde está enchufada la Play 3 y se pasa las horas muertas delante de allí.
-
¡Venga corre
coño!
Pero esa mañana de
domingo…
-
Fer cariño, tu
padre me dice que te pongas el bañador y bajes.
-
Antes de nada,
¿podrías llamar antes de entrar? En segundo lugar, no me vuelvas a llamar cariño. Sabes que odio que me llamen así.
-
Vale, entonces
le digo a tu padre que no quieres bajar.
-
¡Eh! Yo no he
dicho eso. Dile que bajo en un momento.
Esta chica tan
voluptuosa es Lulú, la prometida de su padre. Es una pija tonta de 26 años que solo
piensa en ponerse botox y silicona en las tetas.
Fernando quitó el juego
y puso música mientras se cambiaba, así se tranquilizaba un poco. Odiaba a esa
chica y más que entrara en su habitación sin llamar pero la tenía que aguantar.
Al fin y al cabo era la novia de su padre.
Salió de su dormitorio
y se dirigió hacia las escaleras para bajar. La casa cuenta con un balcón
interior que tiene vistas al spa y gimnasio del piso inferior.
La escalera se
encuentra en una antigua sala de espera que ya no tenía esa función. Desde el
nacimiento de Fernando, su padre tuvo que quitar la consulta de la habitación
que ocupaba ahora su hijo, ya que sino no tendría ningún sitio para dormir. Sin
embargo, la sala la siguió manteniendo.
Dichas escaleras dan
lugar a un espacioso salón que cuenta con una estupenda mesa de billar y con
grandes ventanales que dan al spa de casa.
Una pantalla enorme con
un Home Cinema instalado para que el sonido fuera ideal.
Y una entrada grandiosa como es la casa. Toda
muy bien adornada con gran gusto.
Fernando entró en la
habitación de la piscina, jacuzzi y gimnasio.
-
Papá, ya estoy
aquí. ¿Qué quieres?
Este hombre de aquí es
Alberto, el padre de Fernando. Es cirujano estético y plástico y tiene un caché
bastante alto. De ahí que comenzara la relación con su actual pareja, Lulú.
- Me alegra que hayas bajado hijo. ¿Por qué
no te das un baño? No es bueno estar todo el día encerrado en tu habitación
jugando a las maquinitas. Te vas a quedar tonto.
-
¿Para eso me has
llamado nada más? Para eso me mandas un WhatsApp como haces siempre.
-
¿Es malo querer
pasar mi único día libre con mi hijo?
- ¿Y qué quieres hacer?
-
¿Por qué no te
metes en el jacuzzi con nosotros y hablas con Lulú? Te sorprenderás de muchas
cosas si la conocieras más.
-
¿Me lo dices en serio?
Bah, paso. Prefiero irme al gimnasio.
Fernando trataba así
tan fríamente a su padre porque nunca estaba en casa. Se había criado con una
niñera casi las 24 horas del día por culpa de su adicción al trabajo. Lo malo
es que ahora no solo era adicto al trabajo, sino también, y cito textualmente,
“a esos pechos tan bien hechos coronados por esos pezones redonditos y
puntiagudos”. Solo de recordarlo a Fernando le daba asco. Lo mejor de toda la
casa eran las vistas. Las mejores de la ciudad.
Varios minutos más
tarde, Alberto y Lulú se comenzaron a poner cariñosos.
-
Uy, pero qué es
lo que hay aquí…
-
Ya sabes que soy
un caballero, siempre me levanto ante una dama.
Fernando soltó las
pesas de golpe haciendo un ruido infernal al escuchar esa frase proveniente de la
boca de su padre.
-
¿Estás bien
hijo?
-
Sí… sí… No te
preocupes.
Fernando se levantó y
se dirigió hacia la puerta para irse a su cuarto.
-
Hijo, no me
gusta que salgas de aquí sin haberte duchado antes porque luego se queda el mal
olor en la casa y ya sabes que lo odio. ¿Para qué quieres los vestuarios?
-
Sí papá…
Fernando odiaba tener
que aguantar las ñoñerías de su padre con aquella tipa. Lo peor era que como
dijera lo que pensaba, su padre se ponía hecho un basilisco y no había quién lo
aguantara.
-
Lulú… Já, con
ese nombre para tratarla como una persona decente. Tiene pinta de ser más puta
que las gallinas.
Como su padre le había
ordenado, se duchó y se cambió en los vestuarios para que el mal olor no pasara
al resto de la casa.
Una media hora más
tarde, se sentó frente a su ordenador y lo encendió. Necesitaba hablar con
alguien.
Una vez encendido, se
conectó al Skype y vio que estaba conectado a quien buscaba, así que comenzó a
hablar con él. (Véase la imagen para completar)
CONTINUARÁ…