Durante esta semana he pensado subir una reflexión que no tiene nada que ver con Los Sims, así que espero que os guste igualmente. Y ahora sí, no me entretengo más y os dejo el capítulo siguiente, ¡hasta pronto!
CAPÍTULO 7: COMO LA ESPUMA
Disparé, no me lo pensé dos veces. Ese cabrón no se merecía vivir. Aunque ya había matado a otra gente, sobre todo en la guerra, esta era la primera vez que mataba porque quería y encima delante de otra persona. ¿Quien sería?
Lucca: Buenas noches chico. ¿Quien eres?
Tom: Soy, bueno era, uno de los que trabajaba para Cesco. ¿Y usted?
L: Pues verás, yo soy el verdadero jefe vuestro. Soy Lucca Irini, el jefe de la Familia.
T: ¿El jefe? Pues perdóneme señor por lo que acabo de hacer...
L: ¿Perdón? Ese gilipollas necesitaba su merecido. Me ha gustado mucho lo que has hecho. Tienes garra.
T: ¿Si?
L: Claro, me has gustado mucho para la familia, tal vez trabajes para mí. ¿Trabajabas para Cesco tú solo?
T: No, trabajo con un buen amigo mío, se llama Anatoli.
L: ¿Es el muchacho que está esperando fuera?
T: Sí, ese mismo.
L: Entonces habéis tenido suerte de que hoy estuviera aquí. Acabáis de ascender chicos.
T: ¿De verdad?
L: A partir de ahora trabajáis directamente para mí.
T: Muchísimas gracias señor.
L: Nada de señor, no soy señor de nadie. Soy Lucca para tí y para todos.
T: Entendido Lucca, jeje, es que no estoy acostumbrado todavía.
L: Tranquilo, es normal al principio.
T: Vamos a tener que quitar a Cesco del medio, ¿no crees?
L: Pues la verdad es que sí, queda muy feo ahí en medio. No entona mucho con la decoración del bar.
T: La verdad es que no mucho, la verdad.
L: Dile a tu amigo que entre y te ayude a llevároslo y ahora os digo dónde enterrarlo.
T: Anatoli, entra tío.
Anatoli: Menos mal, tío, creía que te había pasado algo.
T: A mi no, precisamente.
A: ¿Entonces?
T: Mira, anda, que estás cegato.
A:
A: Em hola, tierra llamando a Tommy, ¿has matado a nuestro jefe? ¡¿Estás gilipollas?!
T: Vamos a ver Anatoli, no es para ponerse así.
A: ¿¡Qué no!? Ahora cuando se enteren los demás de la familia nos cogerán y nos matarán.
L: Eso es imposible.
A: ¿Y usted quien es?
L: Soy Lucca Irini, el jefe de la Familia.
A: Perfecto, ahora que está aquí el jefe nos van a matar ahora mismo. Soy muy joven para morir.
L: Tranquilo chico, que yo le pedí que matara a Cesco.
A: ¿Cómo dice?
L: Lo que has escuchado Anatoli. Yo le pedí a Tommy que matara a Cesco. Él lo hizo y punto. No hay más que hablar. Ahora trabajáis para mi y vuestro primer trabajo va a ser desacerse de Cesco. El sitio donde podéis enterrarlo es detrás de la antigua comisaría.
T: ¿La que está abandonada?
L: Sí, allí misma. Coged mi coche que hay están todos los materiales que necesitais. Y ya que estáis quedáoslo, tengo más de 6.
T: Vaya, gracias Lucca.
A: Gracias de verdad.
L: No hay de qué. Ahora iros. Tommy, cuando terminéis ven aquí y os daré el dinero.
T: Vale Lucca, no tardaremos.
A: Tío, tío, tío, un Roll Royce para nosotros. Es alucinante. ¿De verdad te pidió que lo mataras?
T: Qué va, lo ha hecho para taparme contigo.
A: Ah, ya decía yo. Parece un buen hombre, quitando que es el jefe, claro.
T: Pues sí, las apariencias engañan, y bastante.
A: Ya te digo. ¿Y por qué mataste a Cesco?
T: Es que cuando bajé a ver a Melinda, la vi con toda la cara llena de moratones.
A: ¿Le había pegado? ¡Qué hijo de puta!
T: Y claro, me entró una rabia que subí arriba y lo maté. Cuando lo maté me di cuenta de que Lucca estaba al lado y vio todo.
A: Ah, pues hemos tenido suerte.
T: Y mucha. ¿Es ahí?
A: Sí, vamos a aparcar ahí enfrente.
L: Buenas noches Melinda. ¿Cómo te encuentras?
Melinda: ¡Lucca! ¿Qué haces aquí? ¿Y Cesco?
L: Tommy te lo contará todo.
M: ¿Conoces a Tommy?
L: Lo acabo de conocer y parece un buen muchacho.
M: Pues sí, lo es.
L: ¿Y tú cómo estas?
M: Pues ahí voy. Me duelen mucho los moratones.
L: Pues tranquila que ya nadie te va a volver a tocar más de esa forma, y menos Cesco.
M: ¿Pero qué le ha pasado?
L: Lo que le ha pasado es que está criando malvas.
M: ¿De verdad? ¿Quién lo ha matado?
L: Tu chico.
M: ¿Mi Tommy? ¿Y ahora qué le va a pasar?
L: Pues lo mejor que le podía pasar. Va a trabajar conmigo, él y su amigo Anatoli.
M: Pues me alegro mucho por él.
L: Y por tí también te deberías alegrar.
M: ¿Por mi?
L: Por supuesto. A partir de ahora eres una chica libre de hacer lo que quieras. Vete con Tommy, cásate, ten niños y disfruta de la vida. Te lo mereces.
M: ¿No te importa que me vaya?
L: ¿Qué me va a importar? Cesco te tenía aquí explotada y a partir de ahora aquí nadie va a estar a disgusto. Anda y sube para arriba que le vamos a dar una sorpresa a tu chico.
T: Anatoli, quédate tu en casa. Mira, si quieres, ve preparando la cena y así comemos cuando llegue. Así aligeramos, que estoy muerto de sueño.
A: Vale, después te veo. Suerte.
T: Gracias, hasta ahora.
M: Hola Tommy.
T: ¿Tú que haces aquí?
M: Pues esperándote que me voy contigo.
T: ¿Conmigo?
M: Sí, cortesía de Lucca.
L: A mí no me mires, ella es tu novia. Vete con ella a tu casa y disfruta. Nos vemos mañana por la mañana aquí, ¿ok?
T: Vale, hasta mañana. Que descanses.
T: Qué sorpresa me has dado cariño. Te quiero.
M: Yo también te quiero.
M: Buenas noches Anatoli.
A: Melinda... ¿Qué haces aquí?
M: Pues si no te importa voy a vivir aquí.
A: ¿Y eso?
M: Un favorcito que nos ha hecho Lucca a Tommy y a mi.
A: Cómo me gusta ese Lucca.
A: Déjame que te abrace. Bienvenida a nuestra casa.
M: Muchas gracias.
A: Y perdóname por mi comportamiento del otro día.
M: Bah, no tiene importancia. Estabas borracho. No tiene otra explicación.
A: Pues sírvete. Hay para todos.
M: Gracias.
A: Tommy, no es que me importe que venga Melinda, pero, ¿dónde va a dormir?
T: Dios, es verdad. Pues no he pensado en eso...
M: Chicos, no os preocupéis. Yo esta noche voy a dormir a mi piso donde vivo y mañana por la mañana vengo aquí y ya pensamos más despejados. Hoy ha sido un día muy largo.
A: Melinda tiene razón.
T: Ya... pero...
A: Bueno pareja, os dejo solos. Yo me voy a la cama. Hasta mañana Melinda.
M: Hasta mañana y que descanses.
T: Me sienta mal que te tengas que ir a dormir a tu piso pudiéndote quedar a dormir en mi cama.
M: ¿Y dónde duermes tú?
T: Eso es lo de menos.
M: Eso es lo de más. Tú también necesitas descansar. Es mejor que me vaya a dormir a mi piso y ya mañana me vengo aquí. Si quieres a las 7 estoy aquí.
T: Mujer, tampoco es eso.
M: Yo nada más me levante mañana, desayuno y vengo hacia acá. Te veré luego. Te quiero.
T: Cariño ten cuidado. ¿De verdad que no quieres que te acompañe?
M: Que no seas pesado Tommy. Descansa tranquilo y no te preocupes por mi.
T: No lo puedo evitar, Melinda.
M: Venga. A la cama. Hasta mañana.
T: Hasta mañana.
T: Bueno, ahora a dormir. Espero que los ronquidos de Anatoli me dejen descansar.
A la mañana siguiente sobre las 9 y media...
M: Buenos días Tommy. Qué guapo estás recien levantado.
T: Jajaja, no te rías de mi. Estoy hecho un trapo. En cambio tú estás preciosa.
T: Dame un beso de buenos días.
M: Eso está hecho.
A: Perdonad parejita. Tommy, Melinda. ¡Eo!
A: ¡Oidme! Venga ya, con el tonteo...
T: Diiiiime Anatoli. ¿Y ese traje?
A: Es nuevo, ¿te gusta?
T: No está mal. Te pega el blanco.
A: Gracias, a mi me encanta.
A: Pero eso no es todo. Toma. Un regalo para ti.
T: ¿Para mí? Muchas gracias. ¿Qué es?
A: Ábrelo y pruebatelo.
T: ¿Os gusta cómo me queda?
M: Estás guapísimo.
A: Te pones un sombrero y pareces un mafioso auténtico.
T: Jajaja, ¿tu crees?
A: Que sí tio. Bueno, ¿qué hacemos ahora?
T: Yo por lo pronto me tengo que ir a hablar con Lucca.
A: ¿Te acompaño?
T: Mejor quédate y piensa en algo con Melinda para que se quede aquí y pueda dormir.
A: Hecho. Hasta luego.
M: Hasta ahora Tommy.
L: Buenos días. ¿Cómo has dormido?
T: Bien, ¿y tú?
L: Bastante bien, la verdad. Veo que el traje es nuevo.
T: Me lo ha comprado Anatoli esta mañana.
L: Te queda bien.
T: Gracias.
L: Ahora estate atento a lo que te voy a decir. Es algo bastante gordo que os puede catapultar al estrellato a Anatoli, a Melinda y a ti.
T: ¿De qué se trata?
L: Un atraco.
T: Vale, pan comido.
L: Al banco nacional que se encuentra en la ciudad.
T: Vaaaale. ¿Y cómo se supone que lo vamos a hacer?
L: Lo tengo todo planeado. Anatoli y tú os vais en el coche que os di. Intenta conocer a alguien que trabaje allí. Al que trabaja en la caja mismo o cualquier otro que tenga la llave del dinero. Hazte amigo de él. Y cuando tú veas que tienes su confianza, haz que te deje entrar ahí y si no te deja haz lo que sea para cojer el dinero.
T: Entendido y, ¿cuánto nos pertenece a nosotros?
L: Un 50%.
T: Un 80%. 40 para cada uno.
L: 60% y no hay más que decir. Es mucho dinero de lo que estamos hablando.
T: Hecho.
L: Ahora comunícaselo a Anatoli y cuando se lo digas, lo más pronto que podáis os vais para allá, pero llamarme antes de iros.
T: Ok.
L: Pues nada, te dejo que tengo cosas que hacer. Que tengáis suerte.
T: Gracias. Ya hablaremos.
Cuando llegué a casa se lo conté todo a Melinda y a Anatoli. Los dos sonrieron y Anatoli me dijo...
A: ¿Y cuándo dices que nos vamos?
CONTINUARÁ...