jueves, 11 de octubre de 2018

Crossed Lives || Capítulo 8


Pasados unos días, Edgar había conseguido vender todo el producto, por lo que se puso en contacto, de nuevo, con Navarro.
-          ¡Buenas! Soy yo.
-          Hombre, si es el renacuajo. ¿Qué tal vas?
-          Muy bien. Tendríamos que vernos más a menudo, que hay gente que me pregunta el por qué ya no hay… amistad.




En su casa, Navarro se reía ante las ocurrencias de Edgar para no decir nada que lo pudiera delatar en ningún momento.
-          Amistad, entiendo… Vaya, que te hace falta producto porque te has quedado pelao, ¿cierto?
-          Joder… Sí.
-          Nadaaaaa, el tito Navarro te dará. Mañana estaré por ahí, no te preocupes.




Cortando la llamada, Edgar fue al salón y vio que allí estaba Genaro.
-          ¡Buenos días Genaro!
-          Ey, buenos días chaval. ¿Cómo has pasado la noche?
-          Bueno, bien. Como todas.
-          ¿Te pasa algo?
-          Verás… Es que quiero comentarte algo.




Sentándose junto a Genaro, Edgar comenzó a hablar.
-          Quería darte este dinero,-dijo Edgar sacando unos billetes del bolsillo-.
-          ¿Y esta pasta? ¿De dónde la has sacado?
-          Tengo un trabajillo, pero mi madre no sabe nada de esto, así que guárdame el secreto.
-          ¿Qué clase de trabajo? No quiero que te metas en ningún lío, ¿eh?
-          No hay problema, es todo muy seguro y no hace falta que te preocupes por mí.




Genaro no quería aceptar el dinero, pero Edgar insistió.
-          Sé que mi madre y tú lo estáis pasando mal económicamente y quiero aportar mi granito de arena a la causa. Os ayudaré en todo lo que pueda…
-          ¿Y qué le digo a tu madre si me pregunta por este dinero?
-          Pues… Dile que te ha salido unos cuantos arreglos de informática y que querías darle una sorpresa. Yo que sé, invéntate algo.




A todo esto, Navarro se había quedado pensando en cómo podría organizarse para poder darle el producto al muchacho al día siguiente, ir y volver rápido para no perder mucho tiempo y hacer todo lo demás que tenía en la lista.




Mientras estaba sumergido en sus pensamientos, hizo acto de presencia Alfonso, con una gran sonrisa.
-          ¿Qué tal Navarro?
-          Pero bueno… Si es mi viejo amigo desaparecido. ¿Qué te trae por aquí?
-          Tengo noticias que contarte.




Acercándose más a Daniel, comenzó a contarle emocionado lo que le había pasado.
-          Tío, he conocido a alguien.
-          ¿Al fin una tía se ha dignado a acostarse contigo sin tener que pagarle dinero?
-          Calla idiota, estoy hablando en serio. Fue todo muy rápido. Me llamó para arreglarle ciertas cosas de la casa y, sin comerlo ni beberlo, al día siguiente estábamos follando en el salón de su casa.
-          Coño… Estás hecho un ligón, ¿eh rufián?
-          Tío, si supieras como folla… Y cómo la chupa… Menuda zorra que es. Cómo lo disfruta la muy perra.




Navarro puso más interés en la conversación que estaba teniendo con su amigo, ya que eso de que fuera buena en la cama le llamaba mucho la atención.
-          Oye, pues tal y como la estás describiendo, dan ganas de estar con ella. ¿Me la prestas?
-          Ni de coña chaval, esa niña es mía.
-          ¿Niña? ¿A quién te estás follando?
-          A ver, es una mujer, pero es más joven que yo, lo malo es que tiene un crío.
-          ¿Y qué?
-          Que yo no los soporto tío, son un horror. Este niño sólo está gritando, jugando, babeando y cagando.
-          Coño, pues como tú jajajajaja.




Pero Alfonso no tenía muy buena cara respecto al tema.
-          Ja, ja y ja. Muy gracioso Navarro, pero ya en serio. Odio a los niños… Mira, hay algo que no te he contado nunca y creo que es el momento perfecto.
-          ¿Contarme el qué?
-          Algo sobre los niños… Hace años estuve con una chica, preciosa, me tenía loco… Pero follábamos tanto que una de aquellas veces con el calentón olvidamos ponernos seguridad y se quedó preñada. Tío, me dio tanto miedo la situación que cogí mis cosas y me largué de allí.




¿Estaba Daniel escuchando bien?
-          Espera, espera… ¿Tienes un hijo por ahí?
-          Se supone que sí. Desde entonces no tengo ni puta idea de qué fue de ella.
-          Me cago en la puta… No sé si darte un puñetazo por cabrón o felicitarte, porque yo habría hecho lo mismo, si te soy sincero. Lo que me pasa a mí es que yo todavía no estoy con quien quiero estar.
-          ¿Todavía sigues pensando en la chica esa?
-          Sí. Era muy especial y la quiero conmigo, a mi lado. No quiero verla con nadie más que no sea yo. ¿Qué puedo hacer? No paro de llamarla, de acercarme a su casa y todo y siempre está acompañada por el mierda-seca de Ángel y nunca responde mis llamadas.




Pero Alfonso tenía soluciones para todo.
-          A ver, ve a su casa y espíala. En algún momento se tendrá que quedar sola, así que entras, la obligas a hacer una carta de despedida y te la llevas a donde te dé la gana.
-          Tío, eres un puto genio…




Todavía estaban hablando cuando Sugar salió de la habitación de Daniel.
-          Dani, ¿cuándo vas a venir a la cama? Te estoy esperando…
-          ¿Sugar?-preguntó Alfonso-.
-          ¿Alfonso? ¿Eres tú?-preguntó la chica-.




Mientras tanto, en casa de Jara, Ángel se había quedado a dormir en el sofá para cuidarla, ya que ella no se fiaba de que pudiera aparecer Daniel en cualquier momento.
-          Buenos días Jara.
-          Buenos días Ángel, ¿cómo has dormido?
-          Bastante bien, no creí que ese sofá fuese tan cómodo.
-          Pues no lo parece cuando te sientas en él. Por cierto… gracias por haberte quedado conmigo. Significa mucho para mí.
-          Eh, mi padre se ha ido de viaje con sus amigos, así que no me importaba venirme aquí contigo…




Pero en casa de Navarro, todavía Sugar seguía un poco descolocada.
-          Menudo cambio has dado Alfonso. No pareces tú mismo…
-          Bueno… ¿Te tengo que dar las gracias?
-          Todavía no te he hecho nada para que me lo agradezcas…
-          Eso suena tentador… Mira que eres golosona.
-          Esperad un momento,-intervino Navarro-. Alfonso, ella está conmigo y tú tienes pareja, ¿qué coño se supone que haces?
-          Lo mismo que tú, chaval. Tú dices estar loco por la Jara esa y yo siempre he estado loco por el chochito de Sugar. ¿Qué pasa con eso?
-          Mira, hagamos una cosa,-intervino la chica-. Navarro, me has pagado por estar aquí en tu casa el día entero, y ahora que se ha presentado esta situación… ¿Por qué no jugueteamos?
-          ¿A qué te refieres?-preguntó Navarro-.
-          Yo ahora me follo a Alfonso, pero tú tienes que estar mirando y no puedes tocarme bajo ningún concepto a no ser que me des mucha pena y te diga que te unas, ¿de acuerdo?




Y dicho y hecho. Daniel se sentó en uno de los sillones a tocarse mientras que Alfonso disfrutaba de Sugar y viceversa. La chica notaba el gran cambio físico de Alfonso, ya que ahora no olía mal y tenía más vigorosidad en las envestidas. Mientras gozaba, miraba tocarse a Navarro, a quien le guiñaba un ojo y lo hacía de sufrir. Quería un trío, pero hoy la que mandaba era ella…




A todo esto, en casa de Jara, ella se sentía protegida por Ángel, por quien sentía algo más que una profunda amistad pero que, sin embargo, no lo demostraba por miedo a que no fuera algo mutuo.




En ese momento, ahí fue cuando se sinceró con Ángel, al menos de algo…
-          ¿Sabes? Si no fuera por vosotros, ya me habría ido de aquí. Lo que pasa es que le he cogido mucho cariño a tu padre y no quiero dejarlo en la estacada. Bueno, y a ti tampoco. Sé que no estáis muy bien de dinero y os sería complicado encontrar a alguien.
-          Pero por eso no te debes preocupar. La que debe ir primero en tu vida eres tú, porque los demás somos secundarios.
-          ¡No digas eso! Vosotros para mí sois parte de mi familia y no os quiero abandonar.




Pero Ángel seguía insistiendo.
-          Sigo pensando lo mismo. A nosotros no nos vas a perder, nunca. Pero puedes buscarte la vida en otro lado, lejos de ese cerdo asqueroso.
-          No sabes lo que me arrepiento de haber estado con él…
-          Eso es parte del pasado y ahora estamos en el presente y tenemos que seguir adelante. Estoy pensando… Tú quieres irte, y como aquí mi padre y yo estamos subsistiendo como podemos, ¿por qué no nos vamos los tres a otro lado?




Las horas habían pasado y, cuando ya era prácticamente la hora de comer, allí estaba espiando Navarro, haciendo caso al consejo de Alfonso como le había dicho antes de la sesión de sexo… Pero se había truncado todo cuando vio que Ángel estaba allí con ella. ¡Y vestidos de esa forma!




No podía permitirlo… ¡Jara era para él! Él tenía sus necesidades, como cualquier otra persona, pero eso no significaba nada porque no se implicaba emocionalmente. Era sólo sexo, follar y desfogar. Pero lo que estaba haciendo ella era mucho peor. Estaba sustituyéndolo por Ángel, que no le llegaba ni a la suela de los zapatos…




Y en casa de Gema, Alfonso disfrutaba de su compañía, sintiéndose como un rey y volviendo a recuperar el aliento.




Gema reposaba sobre el pecho masculino, recuperando el aliento después de hacer el amor, como ella se refería al sexo con él. Sin embargo, para Alfonso sólo era follar y disfrutar, con una chica guapa, que estaba loca por él y que follaba como las diosas.




Pero los sentimientos femeninos eran bien diferentes…
-          Alfonso, siento algo muy fuerte por ti y no sé lo que es. Llevamos viéndonos dos semanas, pero me tienes enganchada a ti como una loca… Cuando te vas a tu casa me cuesta despedirme de ti. Lucas se está acostumbrando a ti y te quiere mucho…




Ya era prácticamente de noche cuando Navarro se había ido a la casa de Alfonso, dispuesto a prepararse para raptar a Jara, como le había dicho Alfonso. Quería ir junto a él, pero su amigo no aparecía por ningún lado, como era costumbre.




Alfonso no podía creerse lo que acababa de escuchar…
-          ¿Quieres que me venga a vivir contigo y con tu hijo?
-          Sí, sé que es una locura pero… ¿qué me dices?
-          Bueno… Digamos que tienes una casa mucho mejor que la mía y que aquí voy a poder tener algo que allí no tengo.
-          ¿Y qué es?
-          Compañía.
-          Oh Alfonso. Ven a mis brazos, te quiero…




Navarro había llamado varias veces a Alfonso, pero saltaba el contestador, por lo que se estaba impacientando.
-          Me cago en la puta, ¿dónde se habrá metido este tío?




CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario