lunes, 19 de febrero de 2018

A Real Nightmare | Capítulo 2

CAPÍTULO 2


Mateo bajó y se encontró a Esteban atrapado bajo unos escombros.
-          ¿Pero qué coño haces tú aquí tío?
-          Que me dejes en paz.
-          Venga, voy a ayudarte y luego me darás explicaciones.




Al comenzar a levantar los escombros Esteban gritó.
-          ¡Que no me toques coño! Ya saldré yo de aquí y sino dile a Fina que venga, pero tú no me ayudarás.
-          A ver, tonto, el humo y el fuego van a más y si no salimos de aquí el edificio se vendrá abajo con nosotros dentro.




Pero Esteban no cedía e insistía en que, de tener que recibir ayuda, sería de Fina.




De repente, otra parte del suelo del primer piso se desprendió, provocando un efecto en cadena que provocó más humo todavía.




El fuego había caído al piso de abajo y comenzó a propagarse rápido mientras que Esteban seguía intentando salir de ahí, pero los escombros estaban sobre su pierna y, aunque podía moverlas, no era lo suficiente como para poder salir de ahí, pero él seguía intentándolo con todas sus fuerzas. Mateo por su parte se resguardó pegado a la pared y gritó a Fina.
-          ¡Fina! ¿Estás bien?




Fina se había refugiado también y no le había pasado nada.
-          ¡Sí! ¿Y tú?
-          Estoy bien, pero necesito tu ayuda aquí abajo, ¡rápido!




Fina tenía muy complicado el bajar, ya que el suelo se estaba cayendo y había mucho peligro de que siguiera desmoronándose todo.




Después de mucho cuidado Fina pudo bajar y se encontró esa situación…




Esteban tosía mucho y se negaba a recibir ayuda de Mateo, así que no podía hacer otra cosa más que esperar, ya que cuando comenzaba a levantar, Esteban le agarraba los brazos.
-          ¿Qué coño está pasando aquí?-preguntó extrañada la chica-.
-          ¡Sácame de aquí Fina!
-          ¿Mateo no puede?
-          No me deja, que es diferente,-intervino el aludido-.




Fina no podía creerse lo que le decían. ¿Hasta ese punto había llegado Esteban?
-          ¿Me lo dices en serio Mateo?
-          ¡Que me saques de aquí ostias!-dijo exaltado Esteban-.
-          Eres subnormal tío…-dijo ella comenzando a tirar hacia arriba de los escombros-.




Mateo aprovechó para volver a subir y terminar de buscar a los posibles vagabundos que podían estar en el interior aún.




El fuego comenzó a incrementarse y llegó a las escaleras, así que sería mucho más complicado salir por ahí.




La salida de incendios estaba bloqueada desde que Esteban entró, por lo que… ¿Por dónde podría salir Mateo?




El fuego seguía y seguía y, aunque habían roto algunas ventanas, todo se consumía por las llamas, subiendo piso por piso sin parar.




Una vez que habían salido Fina y Esteban, iban a comenzar a mojar todo, pero al estar Mateo dentro, no se atrevían porque podían hacer que el endeble suelo terminara por ceder y caer bajo los pies de su compañero.




Mateo no salía y Fina estaba cada vez más preocupada. ¿Le habría pasado algo?
-          Creo que voy a entrar, Esteban,-dijo Fina-.
-          No seas tonta, ya saldrá. Si te metes y pasa algo encima la que puede salir peor parada eres tú.




Y justo en ese momento salió Mateo corriendo del edificio gritando que comenzaran a regar, que estaba todo despejado y no había nadie dentro del viejo almacén.




Fina suspiró aliviada tras ver que Mateo estaba en buenas condiciones y que no le había pasado nada malo.
-          Eres gilipollas tío, un puto héroe pero un gilipollas.




Una vez ya terminado ese incendio, fueron al parque de bomberos y tiempo después, volvieron a casa.




Al entrar, Mateo saludó al portero.
-          Ey Antonio, buenas tardes.
-          Buenas tardes Mateo, ¿fue bien el trabajo hoy?
-          Sí, tan duro como siempre.




Antonio era bastante querido en el bloque pese a que estaba bastante salido.
-          ¿Hay algo para mí?-preguntó Mateo-.
-          No, hoy no ha recibido correo.
-          Vale gracias. Pero tú sí que has recibido tus revistas, ¿eh?
-          Ah sí, ya sabe usted…
-          Antonio, llámame de tú, hombre, que nos conocemos ya.




Subiendo por las escaleras, Mateo por fin había llegado a casa.




Al entrar, pudo oler la magnífica comida de Ainhoa.
-          Hola cariño, ya estoy en casa.
-          ¡Hola cielo! Aquí me pillas cocinando. ¿Qué tal el trabajo hoy?
-          Uf, a punto de convertirse en tragedia.




Acercándose a ella, se besaron.
-          ¿Y eso? ¿Qué ha ocurrido?




Mateo comenzó a contarle la tontería que había hecho Esteban y Ainhoa ponía la expresión de que se imaginaba a ese chico haciendo esas cosas.




Mateo se quejaba abiertamente.
-          Es que nos puso en peligro, ya que debería haber estado regando para apagar el fuego y así aliviarnos el calor y acabar con las llamas que nos estaban ahogando allí dentro. Menos mal que cuando pudo venir Fina, yo subí arriba a seguir buscando.
-          ¿Tú sólo?




Ainhoa había fruncido el ceño.
-          Sí, claro.
-          Pero… Aish, no sé cómo eres capaz de quejarte de Esteban cuando tú haces casi lo mismo. ¿No sabes que sólo no puedes ir? ¿Y si te llega a pasar algo? Sin decir nada, vas y te subes, a pique de que te pase alguna cosa y me vengan a decirme que… Ay, no quiero ni pensarlo.
-          Tranquila que no me ha pasado nada y estoy bien. Esteban fue tonto porque desobedeció las órdenes y…
-          Y tú te fuiste sólo al igual que él fue por su cuenta sin deciros nada. Sois iguales.




A Mateo le reventaba que Ainhoa tuviera razón, pero en este caso tenía que aceptarlo. Había hecho una tontería y que, por suerte, no había acabado mal.




Tras la cena, Mateo subió a hacerle una visita a sus padres…




CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario