martes, 13 de enero de 2015

Capítulo 6 de Manos Blancas

¡Hola a todos! ¿Cómo habéis empezado la semana? Nosotros la comenzamos hoy subiendo un capítulo nuevo, ¿qué os parece? ¡¡Nos vemos muy pronto amigos!!

CAPÍTULO 6

Mohamed salió al salón y se sentó junto a Mitch para conocerse más.
-        Verás, estoy buscando un chico, un heredero. Ya tengo muchas hijas y ninguna de ellas puede ser la que lleve el nombre de la familia. Quiero que seas tú.
-        ¿Y dónde vives?-preguntó Mitch mientras Asia vigilaba desde el fondo de la habitación-.


Mohamed quería llevarse a Mitch a toda cosa.
-        Vivo en Dubai. Te va a encantar la mansión donde vivimos. Tendrás todo lo que necesites. Allí no
reparamos en gastos.
-        ¿Podré tener un cuarto para mí solo?
-        Vas a tener un cuarto como esta habitación para ti solo.


Mitch lo miró un poco incrédulo.
-        ¿De verdad?
-        Sí y estarás en el mejor colegio, tendrás todas las consolas que quieras. Tú pide y te lo daré.


Mitch estaba alucinando con el jeque que quería llevárselo. Por un momento se puso a pensar en lo que sería su vida a partir de ese momento y la idea le encantó.
-        Sí, me gustará irme contigo.
-        Estupendo. Me haces muy feliz. Ya verás cómo no te vas a arrepentir.


Mohamed se levantó y fue hacia Asia, que seguía en el salón.
-        Está todo arreglado. Me lo llevo.
-        Bien, venga conmigo a firmar los papeles.


Después de poner todo en regla, Asia lo acompañó hacia la puerta mientras que Mohamed le miraba el culo.


Asia se había dado cuenta y se dio la vuelta frente a la entrada.
-        ¿Qué quiere usted Mohamed?
-        Irme con usted al fin del mundo.
-        Venga hombre, otro perro con ese hueso. Si ya tienes… ¿cuántas mujeres?
-        El amor que tengo es incondicional.
-        Claro… ¿y cuándo quieres que me lo crea? ¿Hoy o mañana?
-        Puedo hacerte muy feliz.
-        No te preocupes, soy muy feliz junto a mi prometido.
-        En ese caso… que seas muy feliz. 


Mientras tanto, en el piso de arriba, los chicos hablaban.
-        ¿Qué te ha dicho ese hombre?
-        Quiere hacerme heredero. Parece que tiene mucha pasta. Asia se ha quedado flipando cuando le ha enseñado no sé qué documento. El tío tiene que estar forrado.
-        ¿Entonces te vas a ir con él?-preguntó Ari-.


El semblante de Mitch cambió.
-        Sí, me voy mañana muy temprano. Me da pena tener que irme.
-        ¿Al duro de Mitch le da pena irse? Esto es nuevo,-dijo de broma Ari-.
-        Ari, vete a la mierda.
-        Jajajajaja.
-        Yo te echaré de menos Mitch,-dijo Igashu-.
-        Y yo también, a los dos.


Los dos amigos se abrazaron fuerte. Mitch intentaba aguantar las lágrimas. Llevaba ya bastante tiempo allí y se había hecho muy amigo de Igashu.


Luego se abrazó también a Ari.
-        Que aunque nos hayamos gastado muchas bromas, que… nada, ya lo sabes.
-        Ya, yo también te quiero mucho.
-        Anda, quererte yo. Yo no te quiero.
-        Sí, lo que tú digas.
-        Tariro, tariro…-cantó Igashu-.


A la hora de acostarse, Andrea avisó a Mitch de que se pusiera el despertador a una hora para prepararse, luego ella se fue a su habitación y Asia le comentó cómo el jeque le estaba tirando los trastos.
-        De verdad, el tío está casado con 4 o por ahí y encima quería que yo me fuera con él.
-        Es que estás muy bien nena.
-        Bueno, pero que eso es lo de menos, que yo quiero a mi niño y no lo cambio por nada ni por
nadie.
-        Desde que se te declaró tu novio estás insoportable.
-        Jajaja, ya te enamorarás y te volverás igual de estúpida que yo.


Las chicas se fueron a dormir y unas horas más tarde, Mitch se levantó. Eran las 4 y media de la mañana cuando sonó el despertador.


Asia se había puesto el despertador y lo despidió, lo ayudó con la maleta y abrió la puerta para que saliera Mitch, donde estaba esperando ya Mohamed. Otro chico más se iba…


Igashu se había quedado con Ari, que unos meses más tarde encontró una buena familia donde vivir, por lo que ante la falta de afluencia de chicos, el ayuntamiento dejó de dar ayudas a la antigua Hacienda, así que Andrea y Asia se vieron obligadas a dejar de lado el Orfanato. Al cerrarse este, Igashu debía irse a otro, pero ninguno quería separarse, por lo tanto las dos compañeras crearon un nuevo proyecto en la misma Hacienda: “Integración de jóvenes sin familia o con problemas en la sociedad”. Gracias a esto, el ayuntamiento les proporcionó una subvención, con la que las chicas podían pagar los gastos de la casa y la hipoteca sin problema alguno. Y así comenzó esta nueva etapa en las vidas de Andrea, Asia e Igashu, llegando a pasar 6 años más, donde los problemas se habían multiplicado, chicos y chicas difíciles, mal carácter, visitas continuas a la policía y muchas cosas más. Ese día, Andrea iba a recoger a otro chico.


Andrea se sentó en un banco a esperar a que el autobús llegase y trajera a este muchacho. Eran las 7 de la mañana y el autobús llegaba a las 7:10.


A las 10:13 minutos, el muchacho apareció doblando la esquina y al ver a Andrea la llamó.


Andrea se levantó en seguida y se dirigió hacia el chico.                  
-        Me alegro de verte. ¿Cómo ha ido el viaje?
-        Bien, ha sido muy largo pero ya estoy aquí.
-        Estupendo, ¿vamos dando un paseo y así te relajas?


Igashu estaba viendo la tele, aburrido como eran los domingos. En ese momento él era el único chico allí, aunque oficialmente vivía con una chica más, solo que ésta estaba en un centro de menores.


Igashu tenía ya 15 años. Estaba estudiando 4º de la E.S.O. y era bastante aplicado. No era un alumno brillante pero aprobaba.


Otra de las cosas nuevas era que tenían un perro. Muchos psicólogos habían dicho que los animales de compañía ayudaban mucho a los jóvenes con problemas, así que compraron un perro-lobo. Decisión de Igashu, que se enamoró de él en cuanto lo vio siendo un cachorro.


El perro se puso a ladrar a Igashu.
-        Wolf, cállate ya que estoy escuchando la tele.


Igashu y Wolf eran uña y carne. Wolf había crecido principalmente junto a Igashu y este se consideraba su dueño.


Asia entró en el salón.
-        Igashu, hay compañía.
-        ¿Y qué?
-        Es un nuevo chico. Ven a darle la bienvenida.
-        ¿Para qué? Si dentro de una semana lo van a meter en el correccional…
-        No seas así hombre, ¡venga!
-        Vooooy.


Igashu se levantó a desgana.
-        Pero no me hagas estar mucho tiempo allí, que para una cosa que hay en la tele que vale la
pena…
-        Tranquilo, que no te vamos a entretener.


Andrea ya había llegado y estaba en la puerta.
-        Igashu, pórtate bien, te lo pido por favor.
-        Que sí Andrea. Voy a saludarlo y luego me voy al salón, pero no hagáis esto tan eterno.
-        Está bien, no te enfades. ¡Entra!-dijo gritando al chico que estaba fuera-.


¿Quién será ese chico nuevo? ¿Será alguien conocido o algún hermano de Igashu que le haya pasado lo mismo?

CONTINUARÁ…

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