viernes, 27 de septiembre de 2013

Capítulo 20 ¿Segundas oportunidades?

Hola a todos queridos simmers. ¿Cómo ha ido la semana? Espero que el fin de semana que comienza ahora lo utilicéis para recargar pilas y descansar para volver a tope el lunes.
Ahora os dejo un capítulo nuevo de esta historia, espero que os guste ^_^
¡Hasta el martes amigos! =D

CAPÍTULO 20: ¿SEGUNDAS OPORTUNIDADES?

Carlos se dispuso a salir cuando se encontró de frente con su madre.
Carlos: ¡Mamá!
Mari: ¡Carlos!
C: ¿Dónde estabas?
M: En comisaría, que me habían llamado para decirme que te habían encontrado, pero al llegar allí ya te habías ido.
C: Yo como la madre de Marco, cuando llegaba ya se había ido jajaja.
M: Anda, anda. Las cosas que tienes.


C: Te he echado mucho de menos.
M: Y yo a tí. No quiero que nos vuelvan a separar.
C: Ni yo tampoco.


M: He estado muy preocupada por tí. No sabía dónde estabas o si estarías bien.
C: Estoy a salvo. Ya no tienes por qué preocuparte más.
M: Soy tu madre y ante cualquier cosa me preocupo.
C: Gracias...
M: No tienes por qué dármelas, es mi deber como madre. ¿Entramos y me cuentas qué es lo que te ha pasado exáctamente?
C: Por supuesto.


M: ¿Qué pasó?
C: Todo esto ocurrió porque en la universidad me han mandado un trabajo de investigación y pensé que un buen trabajo era averiguar el paradero de Paco.
M: Ah, sí.
C: Instalé una cámara de seguridad y vigilé la casa desde mi ordenador y vi un día a un poli que llegó a la casa y que coincidía con Paco, pero la cara no se veía. Por lo que fui allí y cuando entré no había nadie y de repente me desperté en una sala sentado en una silla. Me daba un plato al día para comer. Así pasé no me acuerdo cuánto hasta que un día me dio por intentar abrir la puerta y me di cuenta de que no tenía la llave echada y ahí descubrí que no era el único, sino que Paco estaba también encerrado en una sala similar a la mía.
M: :o ¡No me digas!


C: Lo peor llegó cuando escuché pasos en el piso superior y me hice el dormido en mi sala y cuando el policía se dio la vuelta le estampé la silla en la cabeza y fui a avisar a Paco, pero él no me creía hasta que apareció por la puerta el policía, que resultó ser el que encerró a Paco en el reformatorio. 
M: Dios mío, no me lo creo...
C: Y justo cuando se nos estaba acercando le disparó a la cabeza otro policía y ese fue el que nos llevó a comisaría y todo.
M: Lo has tenido que pasar fatal... ¿Te encuentras bien?
C: Estoy perfectamente, no me pasa nada. Lo malo es que me resultará difícil quitarme la imagen del policía muerto con la cabeza... bueno, sin cabeza.


M: Ha tenido que ser durísimo todo.
C: Pero también, los días que he estado encerrado me han servido para pensar y reflexionar y allí se me sobrevino una pregunta.
M: Dime. 
C: ¿Por qué aguantaste tantos años siendo la novia de Paco?


M: Estuve obligada. Yo no quería estar con él.
C: Pero obligada, ¿por qué?
M: Pues porque tu padre es un capullo, por llamarlo de alguna forma. Me amenazó diciendo que si lo dejaba sabía dónde vivías tú. Sabía que tú eras mi debilidad y que si me pillaba yendo a verte o si lo dejaba, a tí algo malo te pasaría.
C: Menudo... Ofú.
M: Bueno, tranquilo. Ya todo ha pasado. Por cierto, ¿qué ha pasado con Paco?
C: Pues lo han encerrado. Se le buscaba y no sé cuántos años le van a caer, pero van a ser bastantes.


M: Abrázame. Necesito tenerte cerca. Prométeme que nunca más volverás a dejarme.
C: Nunca más. 


En ese momento se escuchó que llamaban a la puerta.
C: Mamá, voy a abrir.
M: Vale, voy a la cocina a hacer la comida. Ten cuidado.
C: ¿Si?


¿?: Hola. ¿Eres Carlos de la Torre?
C: Ehm, sí, ¿quién lo pregunta?
Ca: Soy Carmen. 
C: Buenos días Carmen. ¿Qué deseas?


Ca: Verás, he visto en las noticias una que trataba sobre ti y al verte he recordado algo y he venido para verificar si es cierto.
C: Dime.
Ca: ¿Tú eres el hermano de Ricardo de la Torre?


C: Eh... s-sí.
Ca: ¿De veras? ¡Cuánto me alegro haberte encontrado por fin! Llevo años buscándote y al fin te encuentro.
C: ¿Para qué me buscabas?
Ca: Resulta que mi hermana gemela era la novia de tu hermano.
C: Espera, espera... ¿Tienes una hermana gemela?
Ca: Claro, y estaba saliendo con tu hermano.
C: Qué fuerte...
Ca: ¿A que sí? Lo que quiero realmente es hablar con tu hermano sobre mi hermana. Por su culpa mi hermana viajó al extrangero y ahora no quiere saber nada de este sitio.
C: ¿Quieres hablar con mi hermano?
Ca: Sí, ¿dónde está?
C: Verás... está... muerto.


Carmen no cabía de su asombro...
Ca: ¿Muerto? ¿Fue hace mucho? 
C: Sí, hace ya bastante tiempo. Seguramente cuando tu hermana se fuera de la ciudad, ¿no?
Ca: Tienes razón. Mi hermana se fue repentinamente. Oh, lo siento mucho.
C: Gracias. ¿Cómo fue que tu hermana no te lo comentó? 
Ca: Nos peleamos y ya a partir de ahí no nos hemos vuelto a hablar.
C: Carmen, ¿nos vamos a dar una vuelta? Así charlamos sobre todo esto mientras nos tomamos algo.
Ca: No quiero resultar molestia.
C: No la eres, tranquila.


Carlos y Carmen pasaron toda la tarde hablando mientras daban un bonito paseo. Sin embargo, llegó el atardecer...


Ca: Carlos, ¿nos sentamos?
C: Buena idea.


C: Hace muy buena temperatura, ¿verdad?
Ca: Yo tengo frío...
C: ¿Si? Yo estoy bien, toma mi chaqueta, Carmen.
Ca: No hace falta. No pasa nada.
C: De verdad que no me importa. 
Ca: Carlos, de verdad, no me hace falta.
C: Entonces me acercaré más a ti. Así te transmito calor corporal...
Ca: Ah, qué agusto estoy ahora.
C: ¿Te encuentras mejor?
Ca: Estoy perfectamente, pero estaría mejor si...


Entonces, los dos juntaron sus bocas y sus lenguas se juntaron uniéndose entre ellas formando una sola. Carmen y Carlos se besaban dulce pero apasionadamente.


Los jóvenes no se separaban el uno del otro, abrazados y con las bocas unidas besándose con pasión.


Al terminar el beso, sus miradas lo decían todo...
Ca: Uf, nunca había sentido nada igual.
C: Yo tampoco. Ha sido fabuloso.


Ambos, volvieron a unir sus bocas y a besarse profundamente, como nunca antes se había visto.


Los segundos pasaban, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y con ello llegó el día del parto de Mari. Carlos estaba ilusionadísmo con el nacimiento de una hermana, ¡una niña! Al fin una nena en la familia. Sin embargo, la que era ahora su novia, Carmen, no sabía nada al respecto. Todavía creía que él era hijo de los fallecidos Oscar y Aurora y hermano de Ricardo y en realidad era así, según los papeles sí, pero en realidad, la genética decía otra cosa. Carlos no sabía cuándo decírselo y no encontraba el momento perfecto.


Lo que él tenía claro era que Laura, su hermana estaba en casa y era una niña feliz y sana.


Meses más tarde, la relación entre Carlos y Carmen iba viento en popa y querían dar el paso siguiente, el compromiso, por lo que Carlos invitó a Carmen y a su familia para una cena en la que, por fin, Carlos le contaría toda la verdad sobre su familia.
C: Buenas noches, gracias a los dos por venir.
Juan: (Padre de Carmen) Encantado de conocer tu casa por fin. 
C: Lo bueno se hace esperar, jeje. Pasad.


Carlos los condujo hacia la cocina donde esperaba ansiosa Mari con Laura, ya hecha una infante muy graciosa.
C: Juan, Carmen, os presento a mi familia.
M: Buenas noches, me llamo Mari, encantada de conoceros. Soy...
Ca: Carlos, esto es una broma, ¿verdad?
C: ¿Broma? ¿Por qué lo dices?


C: Mirad, esto tiene una explicación y no es lo que parece.
J: Carlos... me has decepcionado. Nunca creí que nos pudieras engañar de esta forma.
Ca: Carlos, tengo que hablar contigo.
M: Oh, oh...


C: ¿Qué pasa mi vida?
Ca: Carlos, eres el tío más rastrero que he conocido en toda mi vida. Ocultarme que eres padre y vives con la madre de tu hija.
C: ¡No! No es mi hija, es...
Ca: Ah, vaya. Ahora no es tu hermana. Espera, no me lo digas, es una hermana perdida que tenías por ahí y esa es su hija.
C: No cariño, no es eso, déjame que te lo explique.
Ca: Aquí no hay nada que explicar. Lo he entendido perfectamente. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
C: Carmen, quiero...
Ca: Yo no quiero nada tuyo. A partir de hoy, hemos acabado. Papá, vámonos.


Carmen y su padre dieron media vuelta y se fueron dando un portazo. Portazo que retumbó en el corazón de un Carlos destrozado...



CONTINUARÁ...

jueves, 26 de septiembre de 2013

Cambios en AlStorySim

¡Hola amigos! Me pongo en contacto con vosotros para informaros de que he creado una pestaña dentro de "Historias" que se llama "Pobre Rico". Pinchando allí podréis acceder a todos los capítulos de la historia y así es más sencillo para leer. Os dejo un link aquí para que lo veáis vosotros mismos.
Recordad que mañana subo el capítulo número 20 de la historia... El final se acerca.

¡¡Hasta mañana!!

martes, 24 de septiembre de 2013

Capítulo 19: Una luz al final del túnel

¡Ey! Buenas a todos amigos. ¿Cómo habéis pasado este fin de semana? Espero que bien y que hoy día 24 de septiembre, martes, tengáis ganas de leer un capítulo nuevo de Pobre Rico. Ya queda poco para terminar la historia (oooohhhh), ¿te lo vas a perder? Nos vemos muy prontito, el viernes como siempre. Pasad una buena semana y aplicaros a los que tengáis que estudiar y seguir trabajando así de bien los que tengáis ese privilegio. ¡¡Muchos besos!!

CAPÍTULO 19 UNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

Carlos no sabía qué hacer, pero ante un arrebato de lucidez, entró otra vez en su habitación, cerró la puerta y se tumbó en el suelo haciéndose el dormido.


El secuestrador se hizo presente de nuevo en la habitación, pero esta vez Carlos lo pudo ver y lo que observó no se lo podía creer...


Finalmente, la Voz, como Carlos lo conocía era nada más y nada menos que el policía que estaba en la casa. ¿Cómo era posible que un policía se comportara así? El policía estaba abandonando la sala mientras buscaba las llaves en su bolsillo izquierdo.
Carlos: Tengo que hacer algo antes de que me vuelva a encerrar. Ya está, ¡la silla!


Carlos se levantó, cogió la silla y se la tiró a la cabeza, por lo que el policía calló al suelo. Tras esto salió corriendo y justo cuando iba a subir las escaleras...


... vio a su padre despierto y sentado mirando al espejo-espía. No sabía qué hacer. Por una parte era su padre, pero por otra él había pasado de Carlos desde antes de nacer. Lo tenía en su mano ahora mismo; en él estaba salvar o dejar ahí a su padre.


Sin embargo, Carlos entró en la habitación, la cual estaba abierta sorprendentemente, si la llave echada. Una vez pasado el umbral de la puerta, Paco se puso en pie y se acercó a su hijo. El parecido de ambos era sorprendente.


C: Paco, rápido, salgamos de aquí. 
Paco: ¿Cómo que salgamos de aquí?
C: Que nos vayamos de este sitio. El responsable de todo esto está en mi habitación serrando troncos. Lo acabo de tumbar con la silla.
P: ¿Y qué te ha pasado que ha crecido el respeto por mi? ¿Desde que sabes que soy tu padre has cambiado o qué te pasa?
C: Mira, déjate de rollos, he venido a salvarte de esta situación porque me he querido. No me vengas ahora con filosofía.


P: A mi me da que tu o eres la voz o colaboras con él... ¿A qué has venido ahora? ¿Me vas a matar? ¿Me vas a encerrar de por vida?
C: Paco, papá, como coño quieras que te llame, ¡VAMONOS!
P: Esto es una estratagema. No creo que seas ahora tan bueno como para dejarme escapar ahí sin más.
C: El ladrón se cree que todos son de su condición.


P: Y si fuera verdad lo que tu dices, ¿despues qué pasaría?
C: No es momento de ponerse a pensar ahora. Ya he perdido mucho tiempo hablando contigo. Me voy y si no quieres venir quédate aquí.
Voz: Tú no vas a ir a ningún sitio.


La Voz, el policía, se hizo presente en la sala dándose a conocer por primera vez.
V: Carlos, no vas a ir a ningún sitio, ¿me oyes?
C: Obviamente, no soy sordo...
V: Tienes cojones Carlos, me gusta. Tal vez te de una muerte más rápida que a tu padre. 
P: ¿Qué tengo que ver en todo esto?
V: Tú eres el protagonista de esto. Tu hijo está aquí por meter las narices donde no le llaman. ¿No me reconoces?
P: ¿Te conozco?
V: Sí, hace mucho tiempo un policía te detuvo y te encerró en el reformatorio, ¿recuerdas?
P: Oh, eres tú.


V: Sí, soy yo. Ha pasado mucho tiempo, ¿verdad?
P: No el demasiado.
C: Hola, ¿alguien me explica que está pasando? 
V: Tú te callas sino quieres que te pegue un tiro en la sién. A ti Paco, nunca te perdonaré que te rieras de mí delante de mi superior al cumplir los 18. Por tu culpa me degradaron.
P: Mira qué lástima.
V: Por eso ahora, mi venganza será terrible contra ti. Ya es hora de que se haga justicia.


Paco miró al policía con cara de pocos amigos, pero no podía hacer nada. Estaba acorralado...


V: Y a tí, más te vale tener la boquita cerrada o tendré que matarte lentamente mientras veo como tu padre y tú os desangráis gritando de dolor.
C: No lo conseguirás. No te saldrás con la tuya, estoy seguro.


En ese momento y para sorpresa de Paco y Carlos, se escuchó un disparo que atravesó el espejo e impactó en la cabeza del policía. Este se derrumbó muerto al suelo.


Otro policía, entró en la habitación.
S: Hola, me llamo Salva y soy policía. ¿Estáis bien los dos?


P: El otro era también policía, ¿tú eres igual que él?
S: Soy policía igual que él lo era, pero yo estoy cuerdo, a diferencia de este.


C: Salva, encantado. El nombre no te puede venir mejor, jeje. ¿Cómo nos has encontrado?
S: Hacía tiempo que notaba extraño a Sanchez y hoy lo seguí y sorprendentemente descubrí todo esto.
C: ¿Y ahora qué va a pasar?
S: Tú irás a tu casa, pero Paco se va a venir conmigo a la cárcel.
P: ¿Yo? ¿Por qué?
S: Estás en busca y captura. Lo siento amigo, pero es lo que hay. 


Carlos volvió a su casa respirando hondo.
C: No hay nada como estar de nuevo en casa.


C: Mamá no ha tirado el periódico viejo... Bueno, se habrá despistado.


Carlos entró en la casa y gritó...
C: Mamá, ya estoy de vuelta. ¡Mamá! ¿No está?


Carlos miró en la cocina.
C: ¡Mamá! ¿Estás? ¡Mamá!


C: En su habitación tampoco... ¿Dónde estará? 



CONTINUARÁ...